El arquero de Unión se retiró lesionado y sin consuelo del clásico santafesino a los 25 minutos del primer tiempo.
El partido más importante y desafortunado en la carrera de Joaquín Papaleo sin dudas fue el del pasado domingo. El juvenil, que debutaba bajo los tres palos rojiblancos, tuvo que salir a los 25 minutos luego de recibir un pelotazo que le produjo un derrame ocular en su ojo izquierdo.
De camino al vestuario, el arquero no pudo evitar romper en llanto, producto de la impotencia de no poder seguir en cancha y defender los colores rojiblancos en un encuentro tan importante como el clásico santafesino.