El productor Nicolás Carlino, de la Cooperativa Colonia San Francisco, aseguró que este año pasaron de 400 mil a 100 mil cajas despachadas.
En un contexto de devaluación, retenciones y modificaciones en los reintegros por exportación, las economías regionales atraviesan una situación complicada en materia de rentabilidad.
Tal es el caso del sector citrícola, que además se ve perjudicado por una legislación laboral que no se adecúa a sus necesidades.
Nicolás Carlino, consejero de Coninagro y productor citrícola en la Cooperativa Colonia San Francisco, de Monte Caseros, Corrientes, contó que en los últimos meses la exportación viene cayendo por cuestiones de competitividad.
“Los mercados están más exigentes, los precios quedan estables y tenemos competidores como Sudáfrica, Chile, Uruguay, Bolivia y Perú“, explicó Carlino, que se dedica a las ventas externas con jugos y fruta fresca.
Carlino aseguró que la suba del tipo de cambio no alcanza para compensar la fuerte presión fiscal en la actividad. “Tengo que pagar derechos de exportación a los 10 días de que cargo un contenedor, mientras que a esa fruta la cobro, con suerte, a los 120 días. ¿Quién me financia? Debo salir a buscar financiación. Con una tasa del 60%, explíquenme cómo me cierra el negocio”, analizó.
“La poca ganancia que pueda tener con el tipo de cambio la estoy perdiendo con las retenciones y con esa financiación, sobre una producción que ya viene castigada por el clima y por un mercado interno que está deprimido”, remarcó, al tiempo que aclaró que esta situación “nos deja al borde de no exportar”.
En esa línea, el productor afirmó que este año la cooperativa exportó 100 mil cajas, cuando antes llegaba a las 400 mil cajas de mandarinas. “Contrariamente, en el caso de los competidores, muchas veces tienen subsidios estatales. Sudáfrica, por ejemplo, por caja que exporta cobra US$ 1”, deslizó.
“Estamos en una crisis importante, cerraron empaques de exportación y la situación está muy difícil“, cerró Carlino.
Fuente: Infocampo