Tragedia en el sudeste asiático.
Además hay al menos 29 personas desaparecidas y otras 540 heridas de gravedad tras los dos terremotos -el primero de magnitud 5,9 y el segundo de 7,4- y el posterior tsunami que asolaron el viernes la costa occidental de Célebes, una de las mayores islas de Indonesia.
Las redes eléctricas y de transporte han quedado dañadas, por lo que probablemente pasen varios días antes de poder determinar la magnitud exacta de la catástrofe.
En Palau también quedaron seriamente dañados un centro comercial y una mezquita. Además, se derrumbó un puente de 250 metros de largo. El aeropuerto de esta ciudad, que tiene 350.000 habitantes, permanece cerrado por los destrozos en la pista de aterrizaje y sólo permite aterrizar a los helicópteros.
Komang Adi Sujendra, director del hospital estatal de Undata en Palu, anunció que había pedido asistencia después de que el terremoto dañara los edificios del centro. “Necesitamos toda la ayuda que sea posible recibir”, dijo. “Necesitamos hospitales de campaña, médicos, medicinas y mantas”, añadió.
El presidente indonesio, Joko Widodo, hizo un llamamiento a la calma y aseguró a la población que la ayuda estaba en camino. “He ordenado al ministro responsable de la seguridad, a la BNPB y al Ejército que se trasladen a Célebes Central para hacerse cargo de la emergencia lo más rápido posible”, dijo.
De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos, el epicentro del segundo terremoto se encontró a unos diez kilómetros de profundidad y a unos 80 kilómetros al norte de Palau.
Con 260 millones de habitantes, Indonesia es uno de los países más poblados del mundo y se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se producen con frecuencia terremotos y erupciones volcánicas.