El recuerdo se torna pesado. Doloroso. A casi un año de la desaparición del submarino ARA San Juan, sobran preguntas… y escasean las respuestas. A esta altura, todavía no sabemos qué ocurrió con los 44 tripulantes que se volvieron inubicables desde el 15 de noviembre. Pero el abogado Fernando Burlando –junto con la doctora Valeria Carreras– afirma haber reunido algunas certezas. Y de ahí que, sin dudarlo, sostenga: “A estos 44 héroes los mandaron en un viaje a la muerte“.
Ambos letrados y Marta Yáñez –la jueza federal de Caleta Olivia, que lleva adelante la causa– se estuvieron moviendo mucho en estos días. Y fueron parte de una inspección ocular de un submarino similar (el ARA Santa Cruz), para “visualizar in situ los sistemas y mecanismos más importantes del arma submarina, con el objetivo de elaborar posibles y eventuales puntos de pericia“. Se llevó a cabo en el Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR), ubicado en Puerto Madero, y arrojó conclusiones valiosas para el devenir de la causa.
El estudio de Burlando representa a los familiares de los tripulantes Vargas, Santilli, Espinosa, Enríquez, Castillo, Valdez, Silva, Ortiz, Herrera, Leiva y García. “Para nosotros, en esta causa hay dos partes fundamentales. Primero, determinar por qué el submarino salió a navegar en las pésimas condiciones en que lo hizo. Y segundo, ¿qué pasó a partir de que se perdió contacto con la nave? Creo que hubo un gran desconcierto inicial, y eso jugó en contra de nuestros representados. Si esto se hubiera encarado de una manera directa y rápida…“, sugiere Burlando.
–¿En ese caso podríamos estar hablando de otro final?
Burlando: No me atrevo a decir eso, pero los resultados serían distintos.
Carreras: Por ejemplo, se empezó a buscarlo 30 horas después…
B: Horas que son vitales. La precariedad con la que se manejó esto inicialmente tiene que ver con lo que, entiendo, son grandes vedettismos dentro de la fuerza. Todos quieren ser más que el otro, pero en realidad los que tenían capacidad para dar órdenes son muy pocos.
–¿Los superó la situación?
B: Sí, totalmente. Nadie estaba preparado para esto. La Armada también tejió una gran cadena de ocultamiento, en la cual el Gobierno estaba presente, siendo ellos víctimas del ocultamiento. El mensaje que le llegaba al Presidente era un mensaje distorsionado, y tomó decisiones en función de lo que le decían.
–¿Este posible ocultamiento es un delito?
C: Sí. Hicimos una presentación con esta querella denunciando estas irregularidades, porque sostenemos que hubo un ocultamiento de la Armada –al Gobierno, a los familiares y al pueblo argentino– de lo que iba pasando.
B: Insisto: para mí, tiene que ver con un gran desconcierto. No fue una estrategia. Fue tratar de ir tapando agujeros sin responsabilidad, pensando que la situación podía revertirse.
–Ustedes hablan de que el submarino no estaba en condiciones de salir. Y lo refrendaron luego de la inspección ocular. ¿Cuáles son las bases de esta posición?
C: Todo queda muy claro en la “lista de novedades” del 1º de septiembre de 2017, antes de que el ARA San Juan partiera a su misión. Hay varios que certifican la precariedad con la que navegaron. Por ejemplo: el timón tenía un desfasaje de tres grados y medio hacia la banda de estribor.
B: Hay una presunción de que navegaron con una válvula fundamental, llamada ECO-19, defectuosa. Si esa válvula no funciona, el submarino se llena de agua.
C: En una misión anterior, que duró del 1º al 19 de julio de 2017, apenas unos meses antes de la tragedia, se cree que ya había fallado. Lo contó, en testimonio bajo juramento, un miembro de la tripulación que después de esa misión decidió dejar el submarinismo.
ÚLTIMA VEZ A BORDO. La doctora Carreras hace referencia a la declaración del teniente de fragata Carlos Christian Schutz, tucumano de 33 años, quien aseguró que en aquella misión “…nos percatamos de que algo no estaba bien. Ante esa contingencia se anuló la maniobra y fueron a ver que había entrado agua en cantidad al pozo de snorquel; querían ver si había entrado por el sistema de ventilación. No pudimos saber en el momento por qué había entrado. Después hubo una discusión entre los maquinistas y pensaban que uno de los cabos había hecho mal una maniobra: pensaban que había fallado la ECO-19 (válvula de emergencia).
Durante el sistema de ventilación se comprobó que había entrado agua hasta el ventilador de buque. Después de ese ventilador el aire que se chupa por snorquel barre el aire que ingresa a baterías. Si entraba agua allí podría haber ocurrido un cortocircuito provocando un arco voltaico y una descarga eléctrica brusca en los elementos de batería, que por electrólisis emanaría gases de hidrógeno… Además el agua salada mezclada con el ácido de las baterías puede generar gas cloro, que es venenoso para el ser humano”. Después de ese episodio –que compartió codo a codo con Jorge Mealla y Alejandro Tagliapietra, dos de los 44 tripulantes desaparecidos–, Schutz abandonó el submarinismo. “Tengo esposa y un hijo de dos años… Por eso me lo replanteé”, aseguró.
Entre otros puntos que figuran en la lista de novedades del ARA San Juan figuran:
* Eyector de señales: eyector de popa, fuera de servicio. Sistema de apertura de porta externo, trabado.
* Timón vertical presenta un desfasaje de 3 grados a la banda de estribor. Se presume que el origen de la falla es mecánico.
* Sistema de rescate externo: ambas escotillas de rescate no se encuentran certificadas.
Además, el repaso incluye equipos de escape faltantes y vencidos, tuberías “con avanzado estado de corrosión” porque no son de acero inoxidable, y demás deficiencias que la pericia y vocación de servicio de los submarinistas suplían con esfuerzo.
B: Las escotillas deben estar certificadas, para que todas tengan la misma medida universal, aptas para un rescate. El ARA San Juan no las tenía… Por eso digo que hay una responsabilidad que pasa los límites de la negligencia. Por todo esto, representarme el resultado “muerte”, efectivamente, no es una hipótesis, sino una seguridad. Es como salir a la ruta sin freno, con gomas lisas y a 200 kilómetros por hora.
–¿Cómo está caratulada hoy la causa?
B: “Averiguación de ilícito”, pero creemos que, a muy corto plazo, le estaremos haciendo una presentación a la jueza. Y quiero destacar el trabajo que está haciendo la doctora Yáñez. Ha encarado el tema con mucha seriedad, compromiso y profesionalismo.
C: El que autorizó la partida del submarino en estas condiciones tendría que haberse dado cuenta de que podía pasar algo.
B: (Claudio) Villamide –comandante de la Fuerza de Submarinos– fue quien autorizó. Después vienen (Luis) López Mazzeo –comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada–, (Marcelo) Srur –ex jefe del Estado Mayor de la Armada–.
–¿Y la responsabilidad política cómo juega en esto?
B: Hay gente de cuya responsabilidad no tenemos dudas. Lo demás puede ser interpretación, especulación… En la cadena de responsabilidades penales, lo veo lejano. Obvio que la responsabilidad del Estado está presente desde el minuto cero… Es un hecho que le genera una herida muy profunda a nuestro país y vimos que históricamente la política no les ha hecho bien a las investigaciones judiciales. El ejemplo es la tragedia de Once. Acá hubo, más que nada, desidia, audacia, vehemencia. Lo que empieza mal, termina mal.
Por Eduardo Bejuk
Fotos: Francisco Trombetta,Fabián Uset y Archivo Atlántida