En un universo sin límites, la doctora Roxana Morduchowicz ayuda a los padres a entender y poder responder ¿qué hacen los chicos frente a las pantallas?
Internet, para muchos padres y educadores, se ha convertido en el cuco moderno. No sólo por el tiempo que, según éstos, los chicos derrochan frente a las pantallas, sino por la calidad de los links que ellos eligen, sin verificar datos y sin saber distinguir fuentes de información. Roxana Morduchowicz, autora del libro “Ruidos en la web. Cómo se informan los adolescentes en la era digital” sostiene que las investigaciones dicen que, cuando los adolescentes buscan información en la web, se quedan con el primer link que les aparece en el buscador, “no chequean ni comparan lo que encuentran, ni analizan quién es el autor de ese texto”.
Esto es un problema porque el primer sitio web que aparece puede no ser el más confiable y podrían estar utilizando información de dudosa credibilidad. El problema con el que se encuentran los educadores es que los adolescentes copian y pegan “sin verificar los datos y no distinguen las fuentes de información”. Usan sitios patrocinados, es decir publicidades, como si se tratara de textos informativos, y “ahí los adultos tenemos mucho por hacer”, sostiene Morduchowicz.
Para la profesional, se puede enseñar a los adolescentes a chequear la información con la que se topan en la web. “Lo primero que es necesario enseñarles es a identificar la fuente -recalca– El problema hoy es que muchas veces los adolescentes ni siquiera se preguntan por quién es el autor del contenido que encuentran. Si reciben una información en las redes sociales, de un amigo en quien confían, no buscan quien la produjo. Les alcanza haberla recibido de un contacto para viralizarla, muchas veces sin chequear ni comparar lo que dice con otras fuentes”.
Un segundo es enseñarles a identificar la confiabilidad del dato. “Hay diferentes formas: una de ellas es analizar si ese autor existe en la realidad: por ejemplo si es la página web de una universidad, de un ministerio, de un medio de comunicación, de una ONG conocida, de un municipio, de un partido político, en todos estos casos son entidades que existen en la realidad y, por lo tanto, es posible que su información sea confiable.Ver si el autor del contenido tiene existencia en la vida real”, sostiene Morduchowicz.