Es el más agresivo y heterogéneo genéticamente de los tres tipos que existen. Pero la salud avanza
El cáncer de mama triple negativo es el más agresivo y heterogéneo genéticamente de los tres tipos que existen, es como un “cajón de sastre”, señala el investigador Miguel Ángel Quintela, quien, no obstante, asegura que cada vez se conoce más sobre este tumor, al que se ha conseguido poner cierto orden.
“Hemos logrado reducir este cajón de sastre a una serie de subtipos bien definidos por el estado de seis marcadores concretos”, apunta el director de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), unidad que acaba de recibir 200.000 euros de la Fundación CRIS Contra el Cáncer para continuar con esta línea de investigación.
El grupo de investigación liderado por Quintela publicó recientemente un estudio en la revista Nature Communications en el que describía el primer ‘atlas’ de proteínas para pronosticar el cáncer de mama más agresivo y delimitar la respuesta a fármacos.
En concreto, lograron identificar seis quinasas -un tipo de proteína- cuyo estado funcional -si están activadas o no- predice la evolución del cáncer, unas proteínas que se sabe se pueden inhibir farmacológicamente y contra tres de ellas ya hay fármacos en uso. La búsqueda de las quinasas se hizo en muestras de tumores de 34 pacientes y los resultados se validaron con 170 paciente.
Experimentos en ratones
Así, se constató que en aquellas pacientes en que ninguna de estas quinasas estaban activas habían tenido un 95% de probabilidad de curarse, o al menos, de no haber recaído doce años después del tratamiento; basta con que solo una de las seis quinasas estuviera activa para que el riesgo de recaída se multiplicara por diez.
Además, se hicieron experimentos en modelos de ratón y celulares y se probaron en concreto la actividad antitumoral de 15 combinaciones de dos medicamentos, logrando un efecto superior al de la suma de los efectos terapéuticos de cada fármaco por separado en el 99,3% de los casos, según el trabajo publicado en agosto.
Ahora el reto es comprobar esto en ensayos clínicos, indica Quintela a los medios tras recibir la donación de la Fundación Cris. “Gracias a este apoyo, con cierta celeridad podremos traducir estos avances de laboratorio a la clínica; con esta información ya se pueden empezar a hacer ensayos clínicos un poco racionales”.
Para ello, su grupo ya está en conversaciones con farmacéuticas y Quintela cree que en dos o tres años ya podría haber respuesta sobre la eficacia de alguna de las combinaciones de fármacos propuestas.
En el futuro, añade, el objetivo es que el análisis de estas proteínas pueda hacerse en los centros hospitalarios como se hace ahora el análisis del perfil genético de cualquier tumor.
Terapias candidatas
Ahora lo que tenemos es “una caja negra” que se ha logrado segmentar y “tenemos terapias candidatas para cada uno de estos subtipos”, apunta Quintela, quien recuerda que la quimioterapia convencional es hoy por hoy la única terapia para el triple negativo. En la actualidad, de todos los cánceres de mama, el 15 % son triple negativo -entre 3.000 y 4.000 casos en España al año- y el 40 % de las mujeres que lo padecen recaen, por eso la investigación es el único camino para dar esperanzas , subraya la directora de CRIS, Marta Cardona, quien hace un llamamiento a la sociedad para que apoye la investigación.
En este sentido, Quintela cree que en España falta mecenazgo y esta cultura se tiene que extender más entre la sociedad -que cada vez está más animada-, pero también tiene que ser fácil administrativamente. Además de la Fundación Cris, la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama que dirige Quintela recibe financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, del Instituto de Salud Carlos III a través del FIS, de la Comunidad de Madrid y de Bayer.