El pequeño de 4 años estuvo internado desde que nació. Su madre murió al año. Su padre no podía hacerse cargo de él. Pero aparecieron Liliana, su esposo Daniel y su hija Ludmila, quienes le dieron un nuevo hogar, lleno de amor
El Hospital El Cruce de Florencio Varela fue escenario del nacimiento de una conmovedora historia de amor que tiene como protagonista a León, de 4 años, quien fue diagnosticado con parálisis cerebral al nacer, lo que se sumó a la muerte de su madre y que su padre no podía hacerse cargo de él. Sin embargo, el pequeño guerrero fue acogido por una nueva familia que solicitó su guarda para cuidarlo y criarlo en un hogar lleno de afecto.
Su historia es distinta, inspiradora. Y merece ser contada. León nació prematuramente con un severo daño cerebral que le produjo una parálisis irreversible, por lo que requirió asistencia respiratoria mecánica y luego traqueotomía por el periodo de 4 años. En el transcurso de su internación su madre biológica falleció a raíz de una neumonía y el pequeño quedó al cuidado de su papá.
En ese contexto se produjo la dura pero sincera decisión de su padre biológico, que al no poder afrontar su crianza, pidió ayuda. Y la ayuda apareció de la mano de Liliana, de su esposo Daniel y su hija, Ludmila, hoy la hermana del niño.
Le cambió la vida
Los hospitales públicos cuentan con la colaboración de grupos de voluntarios, que resultan esenciales para acompañar a los profesionales. En este caso es a través de la Iglesia del nosocomio y las voluntarias del grupo de la Pastoral de Salud, del Obispado de Quilmes.
León, era un paciente, pero no uno más. Liliana seguramente no lo sabía, pero este niño le cambiaría la vida. “Fue maravilloso lo que me pasó desde el primer momento, tuve un cariño enorme por León. Ese vínculo fue creciendo día a día. Fui conociendo su historia y también aprendí mucho de él y con él, realizaba las actividades de estimulación que me indicaban en el Hospital, empecé a acompañarlo y a quererlo. Era tan lindo lo que sentía por él, que un día invité a mi esposo y mi hija a que lo conozcan. Y ese momento fue hermoso”, recordó Liliana.
Para León, Liliana comenzó a ser cada día más importante. Y León, para Liliana, también. Ella lo cuidaba, lo visitaba diariamente. La relación fue creciendo, siendo cada día más fuerte. Un día, la mujer conoció al padre biológico del niño y comprendió que para ese hombre, que tenía muchas dificultades económicas, que había perdido a su pareja, sería muy difícil criarlo. Incluso él, con mucho pesar, lo había reconocido.
Mejoró su salud
Mientras tanto, León continuaba internado en el hospital y su estado de salud iba mejorando. Sin que se dieran cuenta, León ya era parte de la familia de Liliana, Daniel y Ludmila, quienes lo visitaban diariamente. Y ese vínculo se transformó en un gran lazo amor. Fue así que Liliana empezó a evaluar la posibilidad de poder criarlo, para integrarlo a su núcleo íntimo.Asesorada por especialistas, comenzó un largo proceso para tramitar la guarda provisoria. Finalmente el dictamen llegó y León pudo irse a su nueva casa.
Brindaron su apoyo
Pero la historia no termina allí. La situación de Liliana, llegó a oídos del Consejo de Administración del Hospital, quienes pensaron de qué forma la familia de Liliana afrontaría los costos que demanda el cuidado de León ahora que estaba externado. La alternativa fue ofrecerle trabajo a Liliana. Ella ya conocía bien el hospital, porque había sido voluntaria. Por eso, le ofrecieron trabajar en el área de Gestión de Pacientes.