Tras una inversión de 20 millones de pesos, la Gendarmería Nacional Argentina lanzó oficialmente su nuevo Laboratorio de Genética Forense, orientado a apoyar investigaciones judiciales en la búsquedas de rastros y análisis de material.
Su funcionamiento será doble: no solo tendrá su propio centro en el edificio Centinela -la principal central de la fuerza en el barrio de Retiro- equipado para dilucidar el proceso completo de identificación de perfiles de ADN sino que también tendrá una unidad móvil con peritos criminalísticos y equipamiento enviada a escenas del crimen, con cerca de 200 especialistas que trabajan en todo el aparato pericial de la fuerza. Gerardo Otero, jefe de Gendarmería, apuntó: “Trabajamos con una visión prospectiva para estar a la altura de las circunstancias con recursos humanos y tecnología”.
El nuevo proyecto, a cuya presentación asistió el secretario de Seguridad Eugenio Burzaco, resuena con una iniciativa que fue impulsada por ONG como Madres del Dolor que se desarrolla en diferentes provincias del país tras la promulgación de la Ley 26.879: la creación de un registro judicial de datos genéticos de abusadores sexuales basado en un software con experiencias que comienzan en Neuquén, Río Negro y Salta. “El nuevo laboratorio va a trabajar con el registro”, afirma Otero.
El nuevo Laboratorio, que lleva el nombre del célebre forense Osvaldo Raffo, incluye el sistema CODIS, que significa “Combined DNA Index System”, o sistema de índice de ADN combinado, la pieza central de todo el aparato pericial de la dependencia en Retiro, que almacena perfiles genéticos y permite realizar cotejos, con terminales y servidores de acceso restringido.
La unidad móvil para escenas del crimen, por otra parte, cuenta con equipos para identificación odontológica en cadáveres incinerados, un aparato portátil de rayos X capaz de transmitir imágenes digitalizadas vía Bluetooth, microscopio Leica para analizar muestras de pelo y semen, kits de recolección de evidencias y de extracción de restos para antropología forense y un georradar para detectar objetos en el suelo con capacidad de sondear hasta cuatro metros de profundidad.
Fotos: Julieta Ferrario