Natalia Taddei hace pocos meses se animó a sacar a la luz su dura historia de vida y explicó por qué busca ser aceptada por el ídolo del cuarteto. En el barrio ahora todos la reconocen y algunos hasta le piden autógrafos cuando van a comprar.
Natalia Taddei, la hija no reconocida de la Carlos “La Mona” Jiménez, se gana la vida atendiendo un parrilla que montó en su casa de Berazategui, desde donde habló con El Quilmeño sobre la relación con su padre biológico, a quien le reclama ayuda para afrontar la dura realidad que vive junto a su familia: “No quiero fama, sólo le pido que me trate como a sus otros hijos”.
Natalia se hizo de abajo, igual que La Mona. Si bien nunca le faltó nada gracias a su madre y su padre adoptivo, actualmente vive “día a día” con lo que gana de la venta de choripanes, hamburguesas y bondiolas en un puesto que montó sobre Camino General Belgrano, entre 21 y 106, el cual bautizó “Una Monada”.
Allí, para ganar unos pesos extra, también vende fiambre, bebidas y pan, entre otros productos.
En el límite entre Berazategui y Florencio Varela, atiende -en su mayoría- a los empleados de las fábricas que funcionan en la zona. “Ahora que saben quién es mi papá, los muchachos que vienen a comer me cargan y me piden que les regale la gaseosa”, señaló y, con picardía, exclamó: “¡Hasta me piden autógrafos!”.
Asimismo, Natalia contó cómo llegó a vivir en el distrito dónde, según reconoce, tomó una de las decisiones más importantes de su vida. “El padre de mis hijos es de Quilmes y, por cercanía, en 2013 vinimos a esta casa en Berazategui. Después de mi segundo parto, hace tres años, me di cuenta que quería ir en busca de la verdad, esa verdad que había callado siempre para no herir a su familia.
“Toda la vida lo bloqueé, pero necesitaba cerrar una página en mi vida. Por eso, fui a hablar con un abogado, el mismo que llevaba el caso de Diego Maradona Junior. Después de unas cuántas audiencias, viajé a Córdoba me hice un ADN y dio positivo. Guardé el secreto todo ese tiempo y este año decidí hacerlo público”, confesó.
La joven reconoció que sacar a la luz su verdadera identidad “hizo enojar a las familias”.
“Mi mamá fue a verlo y le dijo que estaba furioso conmigo. Para mí es duro saber que no soy importante para como sus otros hijos. Me siento una hija de segunda, pero soy un hijo más y quisiera que me reconozca como tal. Yo se que él ayuda a mucha gente, entonces por qué no me puede ayudar a mí. Económicamente estoy muy mal”, sentenció.
