Nahir Galarza pasó la noche del miércoles entre apuntes y libros subrayados. Debía llegar de la mejor manera a los dos exámenes que rindió hoy en la facultad de Derecho de Concepción del Uruguay. Pero su única preocupación no fue esa.
“Me cuesta concentrarme en el estudio, pero al final lo termino haciendo. Lo más difícil no es eso. Me pone nerviosa la exposición. No tengo intimidad. Los medios se enteraron antes que yo de la hora de los exámenes. Seguro me van a estar esperando y yo voy a tener que cubrirme la cara con el pelo, como siempre“. Eso le dijo la joven de 20 años a una compañera de pabellón de la la Unidad Penal N°6 en Paraná.
Nahir fue condenada a perpetua por el crimen de Fernando Pastorizzo, ocurrido el 29 de diciembre de 2017 en Gualeguaychú.
La joven, que fue trasladada hoy por la mañana de Paraná hacia la Universidad de Concepción del Uruguay, siguió anoche desahogándose ante una de sus compañeras, según pudo saber Infobae: “Lo del juicio lo entiendo, va la prensa a cubrirlo y necesitan la foto, pero hacerme una guardia cuando voy al médico o un acontecimiento importante en mi carrera… me parece demasiado. El otro día me seguían y les decía que no quería hablar pero me ponían el micrófono en la boca. Ir al médico es algo que forma parte de la privacidad de una persona”.
Las dos materias que rindió son Política del Estado e Historia Constitucional. “Ya las había estudiado antes de que pasara lo que pasó, pero retomé y no es nada fácil”, dice.
La joven contó que cada vez que sale en algún traslado se genera una especie de caos a su alrededor. “Lugar adonde vaya veo que sacan sus celulares y empiezan a filmarme. No me miran, me filman. Como si fuera una cosa, un objeto de exposición y no un ser humano. Para colmo no sólo tengo la presión para pasar a segundo año, porque si doy mal seguro se van a enterar y van a titular: ‘Nahir dio mal el examen’. Todo lo que hago, y lo que no hago, se sabe o lo inventan”.
La anterior salida de Nahir fue para un chequeo médico en un hospital de Paraná, donde la esperaba una periodista que la siguió desde que entró hasta qué pasó al consultorio y salió hacia el patrullero. “No voy a hablar”, dijo pese a la insistencia de la cronista. Aunque alcanzó a decir: “Muchas de las cosas que dicen son mentiras”.
Nahir lleva poco más de un mes y medio en el penal de Paraná. Pasa sus días leyendo y estudiando. Dos horas por día sale al patio, hace gimnasia con otras detenidas y hasta participa de un taller literario. Sus lecturas favoritas pasan por la numerología, la tragedia griega y los libros de Sigmund Freud y Carl Jung.
A diferencia de su anterior lugar de detención, la Comisaría de la Mujer y la Familia en Gualeguaychú (donde permaneció ocho meses), en el penal de Paraná está más que interiorizada de lo que pasa rejas afuera. Sobre todo, lo que se dice de ella. Desde que en esa prisión cumplía condena la viuda del hombre abatido por su padre policía durante un enfrentamiento hasta la muñeca con su imagen que se vende en Mercado Libre.
“Se dicen muchas mentiras para llenar, a veces me causa gracia y otras veces me pone triste”, dice Nahir. El juicio, que se desarrolló durante agosto, generó una fascinación -para mal y para bien-, dado que día a día se pasaba del odio a la extraña actitud de los curiosos que estaban deslumbrados por la joven acusada y los que iban a gritarle “asesina” cuando la trasladaban a Tribunales
“Estoy acá por por curiosidad. Nunca vi a una asesina de cerca. Encima es linda y va al juicio tan arregladita. ¿Habrá entrado una peluquera a la cárcel? Se hizo los claritos, estaba impecable el pelo”, llegó a decir una de las curiosas que iban a la puerta de los tribunales para ver a la acusada.
Según Nahir, la convivencia con sus compañeras es buena.
Dos editoriales de peso tratan de convencerla para que escriba su libro, pero ella no está decidida. Busca retomar la carrera.
Nahir siempre quiso ser abogada. “Desde chica”, dice un familiar. Colecciona los libros de John Grisham, el abogado que se convirtió en best seller. El último que leyó se llama El cliente, que cuenta la trama de un oscuro caso judicial que es llevado adelante por la abogada Reggie Love, cuyo papel en cine interpretó Susan Sarandon.
“Extraño ver películas, me gustaría ver El ángel y Acusada, pero creo que no me van a dejar”, le dijo a un familiar que la fue a ver hace dos semanas.
Nahir asegura que sobrevive al infierno de la prisión. No se rinde ni baja los brazos.