“Realmente estuvieron las manos de Dios para ayudarnos, porque diez minutos antes de sacarlas empezaron a crujir las maderas y pensamos que moríamos todos aplastados. La verdad que no sé cómo están vivas estas mujeres, por la cantidad de peso que tenían encima”, admitió Roberto Ramírez, uno de los rescatistas que ayer se metió debajo del container para socorrer a los dos víctimas mujeres que habían quedado atrapadas debajo del container en la avenida de Circunvalación.
Ramirez contó que el rescate de ayer fue uno de los más largos y complejos que le tocó vivir. Cuando se deslizó debajo del acoplado del camión Mercedes Benz, que contenía alrededor de 40 mil kilos de jugo de limón congelado, temió tanto por su vida como por la de sus compañeros y las víctimas, quienes lograron ser rescatadas pese al exiguo espacio que quedó del Ford Escort, que resultó prácticamente compactado.
La mañana de Ramírez había comenzado como cualquier otra. De repente, todo se precipitó. “Nos llaman a la central para avisarnos que había un choque en Circunvalación y que había dos personas atrapadas, porque a un camión se le había caído el container”, relató.
Cuando llegó al lugar junto al jefe de Zapadores, Andrés Lastorta, pudo realmente dimensionar de lo que se trataba y el riesgo que corrían ambas mujeres, madre e hija. Estaban atrapadas dentro de lo que quedaba del habitáculo del Ford Escort, a raíz de la mole que se les había caído encima.
“En todo momento sabíamos que arriesgábamos nuestras vidas y las de las víctimas, por lo que representaba estar debajo de semejante peso”, narró.
Ramírez señaló que lo primero que acostumbra a hacer en estos casos es acercarse y hablar con las víctimas para manifestarles tranquilidad, pese al estado desesperante en el que se encuentran.