Independiente, aún incómodo, propuso combate, lo que generó fricción en los primeros instantes del encuentro. La prueba: en apenas 8 minutos ya se habían registrado cinco faltas y un amonestado (Nicolás Figal). El árbitro Anderson Daronco, incluso, les advirtió a los futbolistas de la presencia del VAR.
En ese contexto, el Millonario tuvo tres aproximaciones: sendos remates de Pratto y Fernández, que contuvo Campaña, y una acción de riesgo de Scocco, que contaba con pase franco al medio, pero optó por el tiro y se encontró con el cierre de un rival.
A los 27 minutos se desarrolló la gran polémica del primer tiempo: Javier Pinola rechazó un ingreso del conjunto de Holan, pero dejó la pierna en alto. E impactó con los tapones en la pierna de Martín Benítez dentro del área. Era penal y roja. Sin embargo, Daronco, a instancias del VAR, interpretó que se trató de un “choque”.
Con el correr de los minutos, con el chileno Silva más cerca de la línea de cuatro, la visita se fue solidificando y logrando evitar conexión entre el mediocampo y la delantera del conjunto de Gallardo. Así, el duelo se fue tornando más cerrado y áspero, con poca participación en las áreas.
Holan jugó fuerte en el inicio de la segunda parte con el ingreso de Emmanuel Gigliotti por Pablo Hernández, sumando gente en ataque. Y el gesto, en el primer intento, casi termina en la apertura del marcador. Pero River evitó la conquista y, como respuesta, sacó un contragolpe perfecto, casi a un toque, para el 1-0 de Scocco.
Pero a los 9, Gigliotti se redimió: se llevó puestos a Jvier Pinola y a Jonatan Maidana, probó los reflejos de Franco Armani… Y un día el ex Nacional de Medellín falló. El portero dio un rebote largo que aprovechó Silvio Romero para firmar el 1-1 y quedar en ventaja en la serie gracias al gol de visitante.
Pero el local regresó a la presión que le había dado buenos resultados en los primeros 20′. E Independiente retrocedió instintivamente. En un desarrollo que se rompió, en el que el ánimo jugó más que el pizarrón, eso provocó que River volviera a contar con chances. Lo tuvo Pinola, con la rodilla. Y le devolvió la ventaja Juan Fernando Quintero, quien capturó un rebote fortuito, encaró hacia el borde del área y definió con un remate ajustado para gritar el 2-1.
Y la desesperación del visitante le ofreció muchísimos espacios para rematar el duelo. Y River lo usufructuó. A los 40′, en otro contragolpe a toda velocidad, de la Cruz cedió para Borré, quien con un tiro combado puso el 3-1 y le bajó la persiana a un partido que, si bien pudo haber tenido otro desarrollo si Daronco sancionaba el penal a Benítez, siempre dejó la sensación de que River tenía el manual de cómo jugar el partido. Y el triunfo le permite seguir soñando con repetir el título en la Libertadores.