La red de salud pública de la ciudad sigue siendo uno de los espacios donde el impacto de la crisis, desde la inflación y el precio del dólar hasta las pérdidas de las fuentes laborales, siguen calando fuerte.
Sólo en los últimos seis meses, los centros de salud que el municipio tiene en el territorio recibieron unos 22 mil nuevos pacientes, se trata de unas 5.300 nuevas historias clínicas familiares que, en un 70 por ciento de los casos, comenzaron a buscar respuesta en la salud pública ante la falta de trabajo y la consiguiente pérdida de la obra social.
Los médicos que en los barrios coordinan la atención primaria y el propio secretario de Salud Pública, Leonardo Caruana, afirman que “a nadie se deja sin atención y todos reciben la asistencia que necesitan”, pero recalcan que el contexto nacional de “achicamiento y de incertidumbre afecta directamente la vida de la gente y enferma más”.
Este último registro de nuevos ingresos al sistema municipal se llevó adelante desde abril al 30 de septiembre pasado y muestra la apertura de 5.300 historias clínicas familiares —personas convivientes—, un número a partir del cual las autoridades sanitarias infieren un cálculo total de unos 22 mil pacientes. Ese número se suma a los 21 mil que ya se habían incorporado al sistema en el semestre anterior, entre octubre del 2017 y marzo de 2018, el período a en el que el fenómeno comenzó a registrarse con mucha fuerza en los barrios.