Muchas veces nos preguntamos qué estamos haciendo mal porque no logramos adelgazar esos kilos de más incluso, comiendo de manera más saludable, y la realidad es que no sólo la comida tiene influencia sobre nuestro peso y estado nutricional. Hay varios factores que están implicados con la ganancia de masa grasa corporal y debemos tenerlos en cuenta a la hora de hacer un plan de descenso de peso y mejorar los hábitos alimentarios.
- Estrés y factor emocional: la mente y el cuerpo son un conjunto directamente relacionado y los cambios en uno afectan al otro y viceversa. Hay personas que ante un sentimiento de tristeza o una depresión sienten ganas de comer compulsivamente mientras que hay otras para las que el apetito desaparece. O, por el contrario, ante la alegría por algún evento especial y hecho personal buscan la comida como premio y/o festejo, y la mayoría de las veces estos alimentos son ricos en harinas refinadas, azúcares y grasas.
En cuanto al estrés, cuando se produce una persona atraviesa un cuadro de este tipo, se produce en el cuerpo una hormona llamada cortisol, la cual provoca a la larga, que se acumule mayor cantidad de grasa corporal.
- Dormir poco: las personas que duermen menos de 6 horas diarias producen mayores niveles de grelina y descenso de leptina. La consecuencia más importante de estas alteraciones neuroendocrinas es el aumento del apetito, especialmente por alimentos hipercalóricos y ricos en hidratos de carbono, para intentar sustituir la energía que no se recuperó por la falta de un sueño reparador. Y esto acaba provocando una sobrealimentación y, en último término, ganancia de peso.
- El sedentarismo: sin dudas la actividad física es fundamental para bajar de peso, debido a que a través de la práctica de la misma logramos un mayor gasto calórico y acelerar el metabolismo, lo cual implica que el cuerpo gaste naturalmente más calorías por día, y por otro lado la ganancia de masa muscular y disminución de masa grasa.
- Comer rápido: al comer apurados, sin masticar bien los alimentos, tenemos menos sensación de saciedad, lo que nos lleva a ingerir más comida de la que realmente nuestro cuerpo necesita. Además, hay que considerar que la señal de saciedad tarda aproximadamente de 20 a 25 minutos en llegar al cerebro desde el inicio de la ingesta, por lo tanto, mientras más rápido, más vamos a comer.
- Dejar una adicción como el fumar: este proceso genera una ansiedad en los exfumadores que, en muchos casos, les lleva a comer más o tomar como hábito el picoteo o consumo de dulces y golosinas, que “reemplace” al cigarrillo.
Por la licenciada Romina Krauss – M.P. N°147