Todos coincidieron, el verdadero asado de obra se hace con las brasas sobre una chapa, con una parrilla fabricada con los hierros de la construcción y en lugar de carbón se prenden las maderas que sobran de los encofrados, los tacos o los palets. Se come con pan porque es más cómodo, y sin vino, ya que hay que seguir trabajando. La última regla es la más difícil de respetar.
Este viernes el escenario fue diferente. Todo mucho más prolijo, menos improvisado. Pero el espíritu era el mismo. Y el típico aroma a asado también fue bastante parecido al que se suele percibir los viernes al mediodía en cualquier obra de la Ciudad.
Para “homenajear” esta autóctona tradición, el Ministerio de Transporte y Espacio Público organizó por segundo año consecutivo el campeonato de asado de obra. Donde los mejores parrilleros de los proyectos públicos en construcción se batieron a duelo solo por el orgullo (y una parrilla de regalo).
Con el inconfundible crepitar de la carne dorándose y la grasa que gotea sobre las brasas, los asadores transpiraban frente a sus parrillas en el obrador del Arroyo Vega. Dos de los equipos combatían el intenso calor tomando tereré.
El ganador fue el equipo que trabaja en la extensión de la Línea E de subte. Superaron por poco a sus pares del Paseo del Bajo y del Parque del Bajo. Cada uno tenía sus propios acompañamientos, sus trucos, mañas y secretos.
Los equipos del Viaducto San Martín, Viaducto Mitre, Paseo del Bajo, Manzana 66, Parque de la Estación, Elefante Blanco y Arroyo Vega no llegaron a la gran final.
Dicen que la práctica hace al maestro y en este caso no puede ser más cierto. Mariano, el parrillero campeón, viene haciendo más de un asado por semana desde 1989. Igualmente, en la obra el puesto de asador oficial nunca está garantizado. “Cuando llegué a la Línea E igual tuve que demostrar“, recordó ante la pregunta de Infobae. Su secreto: “Mucha paciencia”.
Mariano todas las semanas prepara asado para sus 35 compañeros de turno. Aunque cuando trabajó en la obra de la Línea D llegó a cocinar para 300. La preciada carne casi siempre corre por cuenta del sindicato y de Sbase.
Bajo un sol radiante y con mucho calor, el capitán del equipo ganador en 2017, Luis “el Tola” Paz, se reía: “Sobra verdura en este asado. Es muy cheto esto. Nosotros usamos una parrilla hecha con varillas de 8 mm, unos palets y listo“.
El veredicto estuvo a cargo del presidente Mauricio Macri, el vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli, un grupo de vecinos, miembros de la UOCRA, los ganadores del año pasado del Viaducto San Martín, y Berni Siutti (la instagramer Mami Albañil).
“Esto es para reconocer a los más de 7.000 obreros que están trabajando en las obras públicas de la Ciudad”, dijo el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte Franco Moccia. Aunque, por supuesto, también sirve para publicitar los principales proyecto de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta.
Antes de entregar el premio, Macri aseguró que “no hay mejor manera de terminar la semana que con un buen asado“. También aprovechó para destacar que la exportación de carne creció durante los últimos años y Argentina “ganó cuatro lugares en el ranking de exportadores y quedamos en el sexto lugar”.
Casi inevitablemente, el Presidente volvió a hablar de la superfinal entre Boca y River. “Es una final histórica. Nos van a ver de todas partes del mundo, por eso quiero invitar a todos los argentinos a que lo disfrutemos. Podemos cargarnos pero tenemos que demostrar nuestra madurez como sociedad, que queremos vivir en paz”, fue el mensaje que buscó bajar la tensión en torno al partido.
Tras los discursos, funcionarios, vecinos, trabajadores de ministerios, fotógrafos y periodistas atacaron las parrillas como pirañas. Quedaron vacías en segundos. No era un verdadero asado de obra, pero evidentemente estaba muy rico.