Lejos de hacer autocrítica, el titular de la Corte Suprema responsabilizó al periodismo por la baja credibilidad del sistema judicial. Sobre el pago de Ganancias, dijo que no se trata de un privilegio, sino de analizar si el salario de los jueces es el adecuado. Afirmó que la mala imagen de la Justicia es “moldeada por los medios de comunicación”.
Después de cultivar durante dos años el bajo perfil, el presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, empezó a hacer apariciones públicas con algunas definiciones. Ayer le tocó ser invitado estrella ante los socios del Rotary Club en el ciclo de charlas “Cómo pienso la Argentina”. Allí sorprendió con una explicación sobre la mala imagen de la Justicia, que atribuyó a “convicciones que tiene gente que no es usuaria del sistema y cuya opinión es moldeada por los medios de comunicación”. Sostuvo que los jueces deberían actuar “más allá de lo que la tribuna reclame” y “ser valientes”. Para analizar la cuestión del pago del Impuesto a las Ganancias del que hoy está eximido el Poder Judicial, y que es un tema sobre el cual fallará la semana próxima el tribunal, señaló que no lo ve como un privilegio, y que lo que le importa no es el pago en sí mismo del tributo sino –según su criterio– si el salario es adecuado para la labor de un juez. La referencia para evaluarlo, sostuvo, deberían ser “los abogados de relativo éxito”. También defendió la reforma del Código Penal que impulsa el Gobierno y elogió el uso de la controvertida figura del “arrepentido” porque “rompe la solidaridad que crea el delito”.
El Rotary es un ámbito que nuclea a empresarios y profesionales de distintas ramas. Rosenkrantz habló algo más de diez minutos y luego, de acuerdo a las reglas del evento, las preguntas las hizo la periodista Clara Mariño, sin repreguntas. El juez se mostró dispuesto, anunció, a “responder preguntas que no me incomoden”. Cuando llegó la de Ganancias dijo que precisamente ésa era la que lo incomodaba. La Corte debe resolver la validez constitucional de la ley vigente, promovida por el Ejecutivo, que introdujo el pago de Ganancias pero la Justicia en lo contencioso administrativo redujo su alcance para que solo se aplique a nuevos ingresantes en el Poder Judicial. Cuando Rosenkrantz tuvo su audiencia pública en el Senado para llegar a la Corte, dijo: “Voy a militar para que el Poder Judicial pague Ganancias”. Hoy es más recatado. Dijo en el Rotary: “El verdadero problema respecto de Ganancias no es pagar impuestos o no, no es la búsqueda de un privilegio sino básicamente la defensa de un salario adecuado para la labor de un juez”, señaló. “Si yo pregunto si un piloto de Aerolíneas gana mucho o poco, la respuesta sensata es que no sabemos, que depende de cuánto gane un piloto de Lan o de American por el mismo recorrido”. En el caso de los jueces estimó que la referencia serían “los abogados de relativo éxito”.
Cuando Mariño le preguntó si existen cortes verdaderamente independientes enseguida sostuvo que “la nuestra lo es”. Pero también consideró que debería existir mayor escrutinio de parte de la ciudadanía sobre el Poder Judicial porque “la comunidad jurídica no es muy intensa al momento de controlarnos”. “Los jueces en Argentina somos muy poderosos. Los únicos funcionarios elegidos de por vida”, amagó una autocrítica. A la vez señaló que “este es un país que perdió la fe en el Derecho, no cree que obedeciendo las normas es posible estar mejor” y “la Justicia no es la única responsable”.
¿Cómo define a los “buenos jueces”? Como “los que no sólo están equipados con virtudes intelectuales, sino también con virtudes morales y emocionales. Entre la virtud moral dominante no debemos olvidar que todo juez debe ser íntegro, no sólo en el sentido de honesto, sino que pueda explicar sus decisiones siempre a la luz de los mismos principios. Los jueces cambiantes socavan la Justicia”.
El supremo, que llegó a la Corte por impulso de Mauricio Macri, quien intentó nombrarlo por decreto, llegó a la presidencia de la Corte después de once años de permanencia de Ricardo Lorenzetti en ese cargo. Ya le había empezado a ganar terreno cuando impuso su parecer en una sentencia que aplicó el beneficio del 2×1 al represor Luis Muiña, y que el tribunal planea revertir ahora a la luz de una nueva ley. En ámbitos jurídicos le adjudican afinidad con el Ejecutivo. Ayer elogió el anteproyecto del Código Penal que se lanzaría el año próximo. “Empieza a sancionar la mentira en el proceso; buena parte de los problemas de la administración de la justicia argentina son producto del hecho de que el proceso es una instancia que concentra la mayor parte de su energía en tratar de encontrar la verdad en medio de mentiras”, advirtió. Luego agregó elogios a la figura del arrepentido.
Sobre la mala imagen y baja reputación del Poder Judicial, trasladó responsabilidad a los medios: “Buena parte de la apreciación es producto de convicciones que tiene gente que no fue usuaria del sistema, cuya opinión es moldeada por los medios de comunicación”. Para él, “inculpar a la Justicia es una forma de que el país se exculpe de cosas que funcionan mal” y “todos los poderes” serían igualmente responsables. Ante una pregunta de Mariño, le pareció “una apreciación temeraria” pensar que la nueva conformación del Consejo de la Magistratura tendrá impacto negativo en el avance de causas de corrupción.