Las listas con los precios de los sobornos a los gestores que facilitan la obtención de distintos documentos se volvieron algo común en Venezuela, dejando al descubierto cuán profunda y generalizada es la corrupción en el país caribeño, sumido en una grave crisis económica y social tras años de gobierno chavista.
Las listas son generalmente compartidas a través de WhatsApp y se parecen en todo al menú de un restaurante: al lado del documento o servicio solicitado se encuentra el precio, que puede variar desde los 5000 dólares necesarios para la limpieza de los antecedentes penales hasta los 100 que cuesta la apostilla para los diplomas universitarios.
Por lo general, los servicios y documentos ofrecidos en las listas están vinculados a tramites necesarios para emigrar e instalarse en otro país, lo cual revela otro fenómeno tristemente actual en la Venezuela contemporánea.
Según explica una nota de Bloomberg, la forma de ponerse en contacto con estos gestores es a través del boca a boca, tras la recomendación de algún conocido. Ante la hiperinflación y la devaluación del bolívar, normalmente exigen ser pagados en dólares estadounidenses.
El fenómeno tampoco es del todo nuevo en el país caribeño, donde los funcionarios lidian desde hace décadas con la necesidad de redondear sus bajos sueldos y los casos de corrupción involucran en primer lugar a las altas esferas del poder, desde Maduro hasta Diosado Cabello y otros altos funcionarios del régimen.
La diferencia es que ahora, debido a la crisis y a la destrucción e ineficiencia de los servicios públicos, la corrupción alcanzó niveles desconocidos.
La consecuencia es que Venezuela es el país latinoamericano peor situado en el más reciente Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, en el puesto 169, al mismo nivel que Irak, y uno de los 12 peores del mundo.