Todo empieza una vez que se cierra la puerta de la habitación y nos encontramos en un universo paralelo. Hay un reloj grande, bien visible, que comienza a descontar los minutos apenas ponemos un pie en una sala con escenografía teatral. Está ambientada en la historia que nos contaron antes de entrar, cuyo final tenemos que resolver adentro. La sensación es de incertidumbre, sobre todo si es tu primera vez en un juego de escape: hay que descubrir algo, pero al principio no sabés qué es y la adrenalina corre al paso de los números del reloj que te recuerdan que el tiempo es finito.
“No hace falta saber qué hay que hacer, el juego te lleva a descubrirlo”, nos dicen a las cuatro integrantes del equipo Para Ti antes de entrar. Y es cierto, porque de a poco vamos encontrando las pistas que nos plantaron de forma calculada para que pensemos la lógica de cada enigma.
No son fáciles y requieren concentración. No voy a spoilear nada, pero quiero hacer una aclaración importante: los juegos de escape no son aptos para impacientes –como yo–. Hay que olvidarse del reloj y calmarse para poder pensar y resolver las incógnitas, y dejar de lado la risa y la excitación que propone la sensación de estar dentro de un juego de play station.
“Es como jugar con tu propia historia y estar en un teatro donde uno mismo es el protagonista. Hay una búsqueda de emociones nuevas, de desafiar las habilidades, que genera una adrenalina que se puede comparar con un deporte extremo. Eso es lo que lo hace atractivo y tentador”, explica el médico psicoanalista y psiquiatra Harry Campos Cervera, quien se tomó el trabajo de analizar este tipo de pasatiempo.
El juego y los minutos avanzan al tiempo que surgen las relaciones entre los integrantes del grupo y se marcan los roles y personalidades: está el que se desespera; el frustrado que se aburre y se quiere ir; el líder que se pone el equipo al hombro; el testarudo que no quiere pedir pistas (aunque eso signifique perder) y el distraído que, sin darse cuenta, encuentra el último indicio que lleva a resolver la misión del juego y finalmente, a salir victorioso de la habitación.
“Cuando uno es chico y juega con amigos hace este tipo de cosas: cada uno tiene un rol y se aprende a trabajar en equipo. De grandes, tenemos una constante necesidad de recuperar la capacidad de jugar, de aislarnos de las redes y recrear los vínculos entre las personas”, dice Cervera.
Y agrega: “Esto tiene efectos benéficos: no tiene riesgos y sí una carga de adrenalina interesante que permite interactuar en equipo y usar la cabeza“.
En el país hay más de 120 salas que pertenecen a 45 empresas (locales y franquicias) que se dedican a crear juegos de escape. El número es bastante dinámico ya que está en constante crecimiento.
El boom de estas salas empezó hace aproximadamente tres años en la Argentina, pero es mundial: en Japón ya existe hace once años. Después el furor se trasladó a Europa y Estados Unidos y, más tarde, desembarcó en Latinoamérica.
Las temáticas pueden ser muchas y no tienen fin, dependen de la creatividad de sus dueños y guionistas: pueden estar inspiradas en comedias como ¿Qué paso ayer?, en lugares como el consultorio de un psicólogo, una biblioteca o una base militar durante la Guerra Fría; también en salas de terror, que están teniendo cada vez más éxito. Cada una tiene un grado de dificultad que en general depende del número de enigmas a resolver.
“Hay gente que se toma el juego muy en serio y no escapar le genera una frustración; otros sólo vienen a pasar un buen momento”, dice Jaime Lanusse (33), uno de los dos dueños de Escape Enter The Exit.
Y agrega: “Apenas abrís una nueva sala se llena de fanáticos que tienen 60 juegos encima y pretenden romper récords en tiempo, pero la mayoría de la gente que viene son familias o amigos que buscan una experiencia diferente”. Finalmente, el reloj llegó a cero y no hubo pedido de prórroga que valiera. Para que la nota no pierda veracidad tengo que revelar –de una forma muy antihéroe– que el grupo fracasó y no pudimos salir. Me quedo con las sorpresas, los efectos, los enigmas resueltos y con haber pasado una hora de diversión lejos de cualquier tipo de pantalla.
x Escape Buenos Aires. Viajaban por el mundo y entre reuniones de trabajo y eventos Adrián Estoup (39), analista de Sistemas y Alejandro Raggio (33), iban juntos a salas de escape para matar el tiempo. La propuesta les encantó. Al volver y darse cuenta de que la oferta en Argentina era bastante acotada, sumado a que les divertía desarrollar sus propias temáticas y acertijos, decidieron crear en enero de este año Escape Buenos Aires.
Hoy cuentan con tres salas: Niebla sobre Londres, Embajada de Krokovia y Necronomicon. No hay límite de pistas y el máximo de jugadores es de 6 personas. “Las ideas van surgiendo por distintas experiencias y temáticas que creemos que son interesantes”, explican Adrián y Alejandro, quienes se encargan de diseñar todas las salas, desde la idea inicial hasta las incógnitas. Para jugar (6 jugadores a $ 260 c/u) hay que reservar en www.escapebsas.com.
x Enter The Exit. “Nos entusiasmaba explotar nuestra creatividad y hacer cosas que tuvieran valor agregado. Diseñar un juego implica un montón de cosas: saber de literatura, tener conocimiento de la época, experiencia en jueguitos, inventar historias y hasta generar música para cada sesión”, explican los amigos y dueños de Escape Enter The Exit, el licenciado en Administración de Empresas Jaime Lanusse (33) y el ingeniero en Informática Jerónimo Aliaga Pueyrredón (32).
Sabían que funcionaba en el mundo, pero no que en Argentina iba a pegar tanto y hace un año y medio decidieron embarcarse en el proyecto. Hoy ya cuentan con dos salas, 8 empleados, un grupo de artistas que intervienen en algunos de los juegos y escenógrafos.
A las salas El faraón y El cetro de UAS se le sumará una de terror que estará lista para principios de 2019. Sólo se pueden pedir tres pistas y la cantidad de jugadores es de 2 a 6 por sala. Dato: todas las salas pueden adaptarse para chicos, cambiando algunos detalles. Precios: entre 5 y 6 participantes, $ 260 c/u. www.entertheexit.com.ar
x Malasia. Hace un año y medio Matías Aimasso (31) y Pablo López (33) crearon Malasia Escape buscando un emprendimiento que pudieran hacer en paralelo con sus trabajos (son supervisor en una compañía telefónica y empleado administrativo, respectivamente). En sus salas, El Engaño (apta para todo público) y Baño de Sangre (de terror, para mayores de 16), buscan que haya “un poco de pensamiento paralelo, fantasía y que se juegue en equipo. También nos gusta hacer pensar a los jugadores con enigmas o cuentas matemáticas”.
La mayoría de los niveles son intermedios, pero El Engaño es un poco más difícil, “hay menos porcentaje de gente que sale airosa”, aseguran los socios. Sólo dan hasta tres pistas y pueden ingresar entre 2 y 6 jugadores por sala. Próximamente abrirán un juego nuevo, Psicoloco, que tiene como diferencial que sólo entran dos personas y juegan uno contra el otro. Además, Malasia tiene su propio juego de mesa de escape. Los precios rondan los $ 400 por persona. www.malasiaescape.com.ar
x Escape Games. Es una de las cadenas más grandes de juegos de escape en el país: tienen sucursales en Núñez, San Telmo, Caballito, La Plata, Palermo y Bariloche. En cada una hay diferentes juegos, es decir que no se repiten las salas. Sus fundadores, Walter Sneider (44), abogado; Marcelo Farray (43), diseñador gráfico y Jorge Farray (51), abogado y comerciante, ya tienen experiencia en el rubro del mercado lúdico con juegos súper populares como Láser Games y Paintball, pero quisieron ir por más y engancharse en la tendencia de los juegos de escape.
Cuentan con una guionista que arma los spots, realizadores de cine que hacen las ambientaciones, especialistas en electrónica para que los dispositivos funcionen bien y hasta con un mago. En el lugar hay un botón de pánico por si alguien quiere salir durante el juego y pueden participar chicos desde los 12 años. Para pedir pistas los jugadores se comunican por handy con el máster que está afuera. Precios: promedio $ 300 por persona. www.escapegames.com.ar
Textos: Candela Urta ([email protected]) Fotos: GENTILEZA MALASIA ESCAPE, ESCAPE GAMES, ESCAPE BS AS Y ESCAPE ENTER THE EXIT