Los motores que queman combustible derivado del petroleo tienen fecha de vencimiento. Primero y principal, porque su proceso genera gases contaminantes, y segundo porque se trata de un recurso natural que tarde o temprano se agotará.
Por eso, las compañías están desarrollando tecnologías alternativas, y la que lleva la delantera es la eléctrica. Pero en este punto se abre un dilema, que es: usar baterías de iones de litio que se recargan en un enchufe convencional como apuntan la mayoría, o celdas de hidrógeno que se recargan en una estación de servicio como están apostando algunas otras marcas.
Antes que nada hay que explicar que en un auto de este tipo se disponen de tanques de hidrógeno. Este gas se mezcla con oxígeno para generar un proceso electroquímico que se produce en la celda de combustible y genera energía eléctrica y agua. Mientras la electricidad se almacena en las baterías para nutrir el motor, el agua restante, en forma de vapor, se expulsa por el tubo de escape.
Cuáles son sus ventajas
Una de los beneficios de estos vehículos es que en comparación con los eléctricos convencionales, el tiempo de recarga es mucho más rápido. Las marcas aseguran que en unos cinco minutos se puede llenar el tanque, algo que se hace en una estación de servicio.
Lo interesante es que estos modelos se mueven como cualquier auto. Por ejemplo el Toyota Mirai -que se pudo ver en el Salón de Buenos Aires hace algunos años- rueda en silencio -como buen eléctrico-, y acelera de 0 a 100 km/h en 9,6 segundos, mientras que alcanza una velocidad máxima de 178 km/h. Su autonomía es de unos 550 kilómetros.
En Hyundai, la segunda generación de celda de hidrógeno, como la que usa el Nexo, la autonomía está cercana de los 600 kilómetros
Pero el hidrógeno también tiene algunas desventajas, como por ejemplo que no se encuentra en estado natural, tiene que ser altamente comprimido para elevar su densidad energética, es muy explosivo y todavía no tiene hay una red de estaciones de servicio desarrollada, ni si quiera en Europa donde se venden algunos de estos modelos.
Igualmente Hyundai sigue apostando por esta tecnología e informó su nuevo plan FCEV Vision 2030, a través del cual establece formalmente su compromiso por acelerar y expandir el desarrollo de la sociedad del hidrógeno.
De esta manera Hyundai contempla la producción de 700.000 sistemas de pilas de combustible de hidrógeno anualmente para 2030, incluyendo 500.000 unidades para FCEVs -vehículos eléctricos con pila de combustible-.
Además asegura que la aplicación de pilas de combustible a hidrógeno se podría aplicar perfectamente como fuente de energía de otros tipos de vehículos como embarcaciones o maquinaria industrial.