Fue condenado por el crimen de Luciana Moretti, pero en 2016 recibió la libertad asistida. Hace un año lo escracharon en Tinder.
Pablo Cuchán fue protagonista de uno de los crímenes más brutales que se recuerde en Bahía Blanca. Su víctima fue Luciana Moretti, su novia de 15 años. La justicia lo condenó por el crimen pero, en 2016, lo benefició con la libertad asistida y el femicida se instaló en Monte Hermoso. Un año después del escándalo que se generó cuando una usuaria de una red para conseguir citas reconoció su foto, volvió a la carga.
Cuchán probó primero su suerte en Tinder. Lo escracharon y durante unos meses volvió al perfil bajo. Sin embargo, quedó en evidencia que volvió a caer en la tentación. Esta vez, la red que eligió para buscar mujeres fue Badoo.
Nuevamente el femicida de Luciana Moretti en una red social para contactar mujeres. Ahora en Badoo.
No te olvides de esa cara porque es la del autor de la muerte de una adolescente a la que descuartizó y quemó en una parrilla. #Memoriafeminista pic.twitter.com/gDf3JpHVZT— Ma. Gisela Estremador (@mgestremador) December 6, 2018
Segpun pudo informar TN, el hombre, que fue declarado persona no grata por sus vecinos, no consigue pasar desapercibido. Una periodista local fue quien alertó a través de su cuenta de Twitter que Cuchán otra vez estaba detrás de “nuevas víctimas”.
“Nuevamente el femicida de Luciana Moretti en una red social para contactar mujeres. Ahora en Badoo. No te olvides de esa cara porque es la del autor de la muerte de una adolescente a la que descuartizó y quemó en una parrilla. #Memoriafeminista“, escribió.
El crimen de Luciana
Pablo Cuchán tenía 25 años cuando, según declaró, no supo qué hacer con el cuerpo de su novia y decidió quemarla en la parrilla de su casa de Ingeniero White. Era el 16 de octubre de 2004 y Luciana Moretti tenía entonces 15 años.
Durante el juicio tres años después, aseguró que la chica había muerto de una sobredosis de cocaína y que él se asustó. Al creerla muerta, siempre según su relato, la llevó hasta el quincho, la acostó en la parrilla y la prendió fuego con “20 litros de solvente y 10 bolsas de leña”.
“En la cabeza estaba mi vida entera, 2 millones de preguntas y 2 millones de respuestas que en ese momento no tenía para dar”. Más tarde sostuvo que abrió el fogón y empezó a sacar lo que había: “Junté todo, lo puse en bolsas y después lo tiré. Limpié el fogón… ordené todo…”. El día que lo condenaron Cuchán pidió perdón a sus padres y hermana, a la familia de Luciana y a todos los que confiaban en él.