En el campo de lo sexual, darle rienda suelta a la imaginación garantiza una mejor calidad de vida entre las sábanas.
¿Qué es fantasear? Sencillo, es imaginar algo que no existe en la realidad pero que toma condimentos de ésta y, como se desarrolla en la intimidad de la mente, tiene la libertad de gozar de infinitas posibilidades; ¡hasta las más locas que se te ocurran! Esto de “imaginar” una realidad paralela a la que vivimos nos permite movernos por escenarios tan profundos hasta colarse en el campo sexual. Hablamos de las fantasías sexuales, esas ideas que están en nuestra mente protagonizadas quizás por personas muy cercanas; pero ocultas en la clandestinidad por el nivel de erotismo que presentan o por creer que son imposibles de realizar.
En ese sentido, los pequeños no son dueños absolutos de las fantasías ya que, a medida que pasan los años cambia el contenido con el que fantaseamos; pero no la capacidad de hacerlo. Si bien se naturaliza que son los niños quienes más liberan su mente a mundos posibles; los adultos también tienen libre albedrío y despiertan su imaginación en varios sentidos.
En el campo sexual son aquellas ideas que surgen en la mente y se encuentran estrechamente ligadas con deseos o manifestaciones vinculadas con las sábanas.
Llenar la mente de fantasías es fácil, solo hay que dejar correr la imaginación y allanarle el camino para que se divierta. Somos capaces de imaginar un sinfín de situaciones, acciones, conductas, sensaciones y demás. Y, a veces, son tan profundas que hasta parecen reales.