La automotriz General Motors cerró una oficina dedicada a tareas informáticas y financieras que funcionaba en el centro de Rosario y echó a 150 trabajadores y trabajadoras.
Los despidos fueron informados después del anuncio de la compañía norteamericana del cierre de siete fábricas en distintos lugares del mundo y de una reducción del 15 por ciento de las fuentes laborales.
En Rosario trabajaban en el cuarto piso de un edificio de Mitre al 900. Según el secretario general del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina (Smata), Marcelo Barros, estaban fuera de convenio y no tenían ningún tipo de representación gremial. La compañía les impuso retiros voluntarios como forma de indemnización.
La mayoría eran ingenieros, analistas en sistema y programadores con entre 7 y 20 años de antigüedad. Hacían el soporte del sistema informático y financiero de General Motors en todo el mundo y enviaban información a la casa central en Detroit.
Los despidos cayeron como un baldazo de agua fría porque meses atrás les habían informado que iban a ser trasladados este mes a la planta de Alvear, que ya tenía listas oficinas nuevas. En la fábrica de Alvear hay preocupación: el 31 de enero vence el acuerdo del gremio Smata con la compañía y pronostican al menos 300 despidos en el sector de producción.