Problemas emocionales, situaciones de angustia, ira o dolor. Estas situaciones, sostenidas en el tiempo, pueden dañar gravemente al organismo. En el transcurso de la atención clínica se observó que la mayoría de los pacientes que poseen una enfermedad autoinmune, por lo general, poseen algún problema a nivel emocional o están atravesando una situación de angustia o estrés. Estas emociones, si persisten en un mediano a largo plazo, afectan seriamente el desarrollo de la vida cotidiana y la salud.
“Si bien en la mayoría de las colagenopatías o enfermedades autoinmunes el sistema inmunológico se ve afectado y embiste a las células, tejidos y órganos sanos -encargados principales de la defensa de su cuerpo- por error, la cuestión emocional y los factores genéticos no son los únicos que pueden desencadenar estas enfermedades“, explicó el médico e investigador Ernesto Crescenti (MN 50.776), quien señaló que “las enfermedades autoinmunes también están vinculadas a cómo responde el sistema inmune de la persona a determinados desencadenantes o influencias ambientales”.
A pesar de los avances que se realizaron en materia de enfermedades autoinmunes, muy pocos casos son curables y se declaran crónicos
Y tras asegurar que “se sabe que algunas enfermedades autoinmunes aparecen o empeoran por determinados desencadenantes como una infección viral”, el director del Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti ahondó: “Otros factores, menos conocidos que también afectan al sistema inmune y al curso de las enfermedades autoinmunes, son las hormonas, la edad, el embarazo y el estrés crónico”.
La detección de estas enfermedades puede ser insidiosa y demorarse en el tiempo. En muchos casos el diagnóstico se retrasa hasta varios años. Esto se debe a que por lo general el médico puede interpretar los síntomas como cualquier inflamación y busca mejorarlos con antiinflamatorios comunes. Recién cuando el paciente continúa con la sintomatología es cuando se afina el diagnóstico, por lo que los síntomas y las pruebas de laboratorio juegan un papel primordial.
A pesar de los avances que se realizaron en este campo, muy pocos casos son curables y se declaran crónicos. “Con frecuencia, este tipo de enfermedades puede tener períodos más agudos y otros de remisión, que es cuando no hay manifestación sintomática. Lo que se logró en los últimos años es mejorar significativamente la calidad de vida del paciente con tratamientos en los que se ataca el síntoma”, destacó el especialista.
Las enfermedades autoinmunes afectan en mayor medida a las mujeres de entre 30 y 50 años, y la genética heredada contribuye a la susceptibilidad de la persona para desarrollarlas. “Según su diagnóstico pueden atacar cualquier parte del cuerpo y la sintomatología más común consta de dolor e inflamación en las zonas afectadas, enrojecimiento, dolores musculares y fatiga, entre otros”, explicó Crescenti. Y enumeró algunas de las enfermedades que más afectan a las mujeres:
– Lupus eritematoso sistémico: puede afectar a cualquier órgano o sistema, ya que consiste en una inflamación crónica del tejido conectivo. Suele afectar nueve veces más a mujeres que a hombres y su condición se ve agravada por la luz solar y por la ingesta de cierto tipo de medicamentos.
– Artritis reumatoide: se produce cuando las células del sistema inmune inflaman la membrana sinovial de las articulaciones, aunque también puede verse afectado el corazón, los pulmones y los ojos.
Algunas enfermedades autoinmunes aparecen o empeoran por determinados desencadenantes como una infección viral
– Esclerodermia: Este trastorno autoinmunitario se desarrolla cuando el sistema inmune ataca por error al tejido corporal sano. Provoca edema e hinchazón en las manos, engrosamiento de la piel, úlceras en la piel, rigidez en las articulaciones de las manos, dolor, llagas y dolor en la garganta.
– Esclerosis múltiple: Esta enfermedad afecta al sistema nervioso central en jóvenes de entre 20 y 30 años. Se trata de una enfermedad degenerativa, que se produce porque el sistema inmunológico ataca y daña a la mielina, de esta manera los nervios pierden la capacidad de transmitir órdenes cerebrales.
Y finalizó: “Algunos desencadenantes de esta clase de enfermedades pueden ser una infección viral, las hormonas, la edad, el embarazo y el estrés crónico. Además, dentro de los factores que pueden afectar al sistema inmunológico encontramos: la contaminación del aire, la mala alimentación, el consumo excesivo de azúcar, el estrés, el sedentarismo, el tabaco, las drogas y el alcohol. El ritmo de vida actual, en la mayoría de los casos, nos juega una mala pasada y nos impide centrarnos en lo que le hace bien a nuestra salud”.