Los datos surgen del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. Son aproximadamente 13,6 millones de personas y los más afectados son los niños.
Según los datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, el 33,6% de los argentinos son pobres. Son aproximadamente 13,6 millones de personas y los más afectados son los niños. La medición, incluida dentro del programa Agenda para la Equidad, es del tercer trimestre de 2018 y en comparación al 2017 representa un aumento de 5,4 puntos.
Si se extiende la comparación en el tiempo la cifra es la peor de la década y está un poco más arriba que la primera medición realizada durante el gobierno de Mauricio Macri en 2016 (32,3%).
Por el contrario, la indigencia no tuvo cambios significativos a nivel estadístico: actualmente es de 6,1% mientras que en 2017 fue de 5,7%. ¿Por qué? “Los programas sociales y el mercado de changas generan un colchón de seguridad que hace que no se agrave tanto la indigencia”, explicó Agustín Salvia, director del Observatorio, al respecto de estos números.
Los peores índices se registraron en el conurbano bonarense. Allí la pobreza pasó de 36,1% en 2017 a 43,4% en 2018 y la indigencia de 8,2% a 8,9%.
En tanto, los niños y adolescentes de hasta 17 años fueron los más golpeados por estos índices: el 10,9% es indigente (el promedio es 6,1%) y la pobreza en este rango pasó de 44% en 2017 a 51,7% en este año.
El gran problema de los sucesivos gobiernos es que se mantiene la pobreza estructural, de base, por más que haya ampliación de las políticas sociales o de protección del mercado. “Hay un estancamiento en los niveles de pobreza”, sintetizó Salvia.
El informe también hace hincapié que por más que lluevan las inversiones “no ocurren derrames hacia los sectores menos dinámicos si no hay políticas activas redistributivas”.
Las estimaciones del Observatorio dicen que sí, aunque en el cuarto trimestre de este año los datos podrían desmejorar un poco más. Sin embargo se espera un repunte en el 2019, producto de la reapertura de paritarias, una baja en la inflación, la actualización de los programas sociales y las jubilaciones.
El Observatorio destaca que la crisis de este año, al igual que la del 2008, no “ha sido destructiva del sistema productivo ni financiero formal. Sin embargo, han sido corrosivas para la micro, pequeña y mediana empresa y para los sectores de la economía social”.