Hugo Cerezo, redactor jefe del periódico español, se disculpó por “el robo” y escribió: “Me siento culpable, pero no tanto como para perderme la final”.
La polémica por la definición de la Copa Libertadores no cesa. De Núñez a Madrid, con dos semanas de diferencia, con acusaciones cruzadas y con el lamento del fútbol argentino por haberse perdido la posibilidad de disfrutar en su tierra de uno de los partidos más importantes de su historia. En España también: un durísimo editorial de Mundo Deportivo lo advirtió: “Les vamos a seguir robando el fútbol y hasta sus almas”; ahora fue el turno de Marca: “Perdón, hincha de River, por robarte la final”.
El artículo pertenece a Hugo Cerezo, redactor jefe del periódico madrileño, “un amante de los cuentos de Sacheri; un admirador de Don Alfredo; un creyente de Maradona; un amante de Messi; un seguidor de Valdano”, según su propia descripción. Allí pide perdón por sentarse en la butaca de un hincha millonario, aunque asegura que “puede más la tentación de ver en directo uno de los mayores eventos de la historia del fútbol que el orgullo de no participar en tal injusticia”.
El editorial completo de Marca
Perdón, hincha de River, por robarte la final
Luce el sol de diciembre en Madrid, nada que ver con el de Buenos Aires a estas alturas del año. Lamentablemente para ti, hincha de River, esta no será la única diferencia hoy entre dos capitales hermanas. Aquí acogemos esta noche la final, tu final, entre River Plate y Boca Juniors. Perdón por el robo.
Como la Flaca, os han (hemos) clavado dos puñales por la espalda. No olvidemos que esto empezó con unos vándalos que seguro no os representan como sociedad pero que conviene atajar desde la raíz. Pero el castigo fue el clásico justo por pecadores de la escuela. La lían unos, pagan todos. Luego llegó el traslado de un partido, tu partido, a un océano de distancia. Y a un abismo económico.
Entonces tú, hincha de River, te levantas hoy huérfano. Te han quitado de lo que has tardado una vida en vivir, una final contra Boca Juniors en el Monumental, en tu asiento, con tu padre, tu madre, tus hermanos, amigos o simplemente compañeros de grada, que a su manera también son hermanos. No habrá rituales antes de ir a la cancha, ni papeles al viento, ni tocarás el cielo o bajarás al infierno en tu estadio.
En tu lugar habrá unos miles de elegidos de los tuyos, que pudieron volar desde Argentina y cualquier parte del mundo. También otros tantos hinchas de Boca ocupando tu sitio, porque a la Bombonera no te dejaron ir. Y para acabar, habrá aficionados como yo, que ni soy de River ni de Boca, pero también colaboro en el robo.
Perdón por sentarme en tu butaca. Si fuera honesto, no iría hoy al Bernabéu. Pero puede más la tentación de ver en directo uno de los mayores eventos de la historia del fútbol que el orgullo de no participar en tal injusticia. Difícil resistirse para quien creció viendo en Sportmania el Apertura y el Clausura con vuestros narradores; para un amante de los cuentos de Sacheri; para un admirador de Don Alfredo; para un creyente de Maradona; para un amante de Messi; para un seguidor de Valdano; para un envidioso de cómo lo sentís y lo contáis; para un fana de tu país.
Qué diría el Negro Fontanarrosa si estuviera por aquí. Quizás tuviera que reescribir su 19 de diciembre de 1971 y robar al Viejo Casale lo que vivió en el Monumental. Porque hasta eso os hemos robado hoy…
“¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo esa, hermano! Yo elijo esa”.
