De acuerdo con una encuesta que realizó la BBC Radio 5 Live en el Reino Unido al interrogar a más de 2.000 oyentes sobre sus hábitos sexuales y de relación, la mitad de ellos, a diferencia del 75% de ellas, reveló no calificar los besos como engaño.
La encuesta reveló que los hombres y las mujeres tienen puntos de vista muy diferentes sobre lo que cuenta como engañar a un compañero. Sin embargo, ambos sexos, el 94% de las mujeres y el 89% de los hombres, coincidieron en que mantener relaciones sexuales con un tercero era demasiado como para no ser considerado una infidelidad.
“Los hombres que no consideran besarse como un acto de infidelidad, deberían preguntarse si lo sentirían de la misma manera si fuera su mujer o pareja quien lo efectúe”, sostuvo en diálogo con Infobae el doctor Harry Campos Cervera, médico especialista en psiquiatría de la Asociación Psicoanalítica Argentina y psicoanalista en función didáctica.
Si bien algunos consideran válidas las formas más flagrantes de adulterio, como mantener relaciones con otra persona, a otros les basta con un beso. Quizás porque los labios se consideran una de las partes del cuerpo con más neuronas sensoriales. Cuando dos personas se besan estas neuronas envían información al cerebro donde se liberan una serie de reacciones neuroquímicas:
-Se liberan neurotransmisores como la dopamina, hormona que nos hace sentir placer lo cual hace que el beso sea percibido como adictivo; la oxitocina, la hormona del amor que provoca sentir apego por la persona; la serotonina, disminuye los sentimientos de tristeza y la testosterona que incrementa el apetito sexual.
-Las pulsaciones cardíacas suben de 60 hasta 130 por minuto, se libera adrenalina, baja el nivel de colesterol, al intercambiarse bacterias se refuerza el sistema inmunológico y se estimulan al menos 34 músculos de la cara. Tanto las mujeres como los hombres disfrutan de besarse, pero para las mujeres el acto puede estar más cargado de sentimientos asociados con el amor y el romance.
Sin embargo, las líneas se vuelven borrosas cuando se trata de formas de intimidad más matizadas, como navegar por una aplicación de citas. Solo el 40% de los encuestados sostuvo que sí podría considerarse como un engaño.
Para Gabriela Rougier, psicóloga especialista en terapia de parejas, los hallazgos podrían estar en línea con las diferentes formas en que los hombres y las mujeres suelen abordar la intimidad. “En general son los hombres los que acuden al tipo de vínculo sexual como es el cibersexo, por ejemplo, y esto en cierta medida se basa en que la manera en que ellos se estimulan sexualmente es mucho más visual que la de las mujeres. Por el contrario, ellas se estimulan mucho más con pensamientos románticos y contacto físico que los hombres”, aseguró.
Se entiende como cibersexo a la forma de sexo virtual en el cual dos o más personas conectadas a través de una red social se mandan mensajes sexualmente explícitos que describen una experiencia sexual. Según advirtió la especialista, algunas investigaciones sugieren que los hombres piensan en sexo mucho más a menudo que las mujeres.
“Creo que de alguna manera los usuarios tienden a minimizar la profundidad de la experiencia. El secreto, junto con la violación de acuerdos de la relación, es uno de los componentes de la definición actual de infidelidad. Cuando ocurre algo y la otra persona no está informada perfectamente puede vivirlo o percibirlo como una infidelidad”, concluyó Rougier.
Exactamente, el 75% de las mujeres en relaciones verían las experiencias en línea como el cibersexo como fuera de los límites, mientras que solo el 50% de los hombres piensan lo mismo.
“Si bien el ciberadulterio es cada vez una realidad más cercana, una vez descubierto es complicado, catastróficos y muchos reaccionan como si se tratara de una relación real”, explicó Campos Cervera.
Para el experto, quienes lo practican buscan tener la fantasía de ser queridos. “Se trata de personas que están inseguras de la relación que están teniendo y que sin dudas terminan por afectarla. Algunos incluso lo viven como un romance enorme y descuidan lo que en realidad tienen”.
Para Santiago Gómez, psicólogo del Centro de Psicología Cognitiva, los hombres que mantienen sexo cibernético no lo ven como una infidelidad, porque no consideran que exista algún contacto físico real con la otra persona y ningún tipo de riesgo, ya sea un embarazo o una enfermedad de transmisión sexual. “Lo viven como una situación de placer que los saca de la rutina diaria y que les genera bienestar”, advirtió el especialista.
“Producto del machismo del hombre, quizás es que se vean plasmadas estas diferencias. Si sus parejas lo hicieran, a menudo, se activarían en ellos los sentimientos de celo y los pensamientos de infidelidad. Para evitar conflictos en los miembros de la pareja, lo ideal es poder hablar del tema de antemano”, concluyo Gómez.
El estudio también encontró que casi el 60% de los encuestados generalmente tenía confianza en su desempeño sexual. Pero solo la mitad de los encuestados dijo estar satisfecho. Además, las parejas enumeraron las cosas más importantes que se interponían en el camino de su vida sexual, citando el estrés y la salud mental, además de tener hijos, como un impacto negativo que se veía reflejado en la cama.
Entre las preguntas cuestionadas se incluyó si las diferentes opiniones políticas evitarían que alguien tuviera relaciones sexuales y el 41% dijo que sí. La encuesta también solicitó a las personas sus opiniones sobre la educación sexual, y el 47% de las personas dijeron que su educación sexual en la escuela no los preparó correctamente. Los hallazgos arrojaron luz sobre la importancia de mejorar la educación sexual y abordar algunos de los tabúes que rodean ciertas temáticas sexuales.