El 37 por ciento de los adolescentes de 10 a 19 años que se atienden en centros de salud públicos del país padecen este “grave problema de salud pública con alto impacto económico”.
El sobrepeso y la obesidad afectan al 37% de los chicos de 10 a 19 años que se atienden en centros de salud públicos del país y el porcentaje crece a medida que aumenta la edad, según un informe presentado ayer por la Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación.
Con apoyo de Unicef, el estudio analizó los índices de unos tres millones de niños, niñas y adolescentes de 0 a 19 años que recibieron las prestaciones del programa Sumar, que cubre las necesidades de salud de quienes no tienen otras coberturas, entre 2014 y 2016.
De acuerdo con los datos analizados, el sobrepeso en los distintos grupos de edad se mantuvo “relativamente estable, por arriba del 18%, y se incrementó levemente en el tramo adolescente, donde llegó a 21,9%”.
En cambio, el estudio mostró que la obesidad tuvo un crecimiento “sostenido” en los grupos etarios, ya que alcanzó el 6,8% en menores de dos años y llegó al 18,1% en el grupo de 6 a 9 años, para luego disminuir entre los adolescentes a un 15,1%.
La obesidad infantil y adolescente “no solo es un grave problema de salud pública con alto impacto económico, sino que aumenta el ausentismo en las escuelas, la discriminación entre compañeros y genera un menor rendimiento escolar”, se advierte en el informe, que se presentó ayer en el Ministerio de Salud y Desarrollo Social.
Voceros de la cartera aclararon que si bien “no es un estudio representativo de la situación nutricional”, sí “constituye un insumo importante para estandarizar y poner a disposición de los equipos de salud locales la información antropométrica existente, para que sirva como guía para la toma de decisiones y la implementación de políticas sanitarias”.
“Hay un camino progresivo del sobrepeso a la obesidad, y la diferencia entre esas problemáticas tiene que ver con el porcentaje de kilos de más que tienen las personas, o una relación entre su peso y altura”, explicó a Télam Fernando Zingman, especialista en Salud de Unicef.
“Por eso es importante ir al pediatra, médicos de adolescentes o generalistas y hacerse un chequeo. Los padres tienen que exigir que pesen y midan a los chicos y que les digan cómo están”, agregó Zingman.
Tierra del Fuego (33,2%), Chubut (33,15%) y Río Negro (31,3%) son las provincias que registraron los valores más altos en exceso de peso en menores de dos años, señaló el informe, aunque aclaró que “no es posible hacer comparaciones lineales entre jurisdicciones ni longitudinales en el tiempo”.
En tanto, añadió que los menores valores están en Formosa (16,3%), Salta (23,3%) y Mendoza (23%).
Destacó que el “adelgazamiento (emaciación) y el bajo peso fueron fenómenos de entre tres y cuatro veces menor prevalencia que la malnutrición por exceso de peso a lo largo de los distintos años y entre los diferentes grupos de edad”.
Zingman explicó que la obesidad no sólo tiene “impacto en la salud, sino que además impacta en la estima de los chicos y su desempeño escolar”.
“No debiera ser, pero los grupos segregan a las personas con sobrepeso y hay una exigencia social. También les dificulta la participación en actividades deportivas”, señaló el especialista.
Y, completó: “El Estado debe generar herramientas para que los chicos vivan mejor y se alimenten mejor, y los campos de acción deben ser la escuela, los centros de salud, los hospitales y la regulación de alimentos”.