Investigadores creen que la enfermedad neurodegenerativa, que afecta a más de medio millón de argentinos, puede ser detectada en las plaquetas, uno de los componentes del proceso de coagulación y reparación de vasos
Un análisis de sangre ayudará a detectar precozmente el Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a más de medio millón de argentinos, afirma un estudio elaborado recientemente por científicos del Conicet y la Fundación Instituto Leloir (FIL).
Evidencias experimentales en pacientes y modelos animales de la enfermedad sugieren que, en el cerebro afectado, disminuye el consumo de glucosa, fuente principal de energía para las neuronas.
Los investigadores creen que esa alteración puede ser detectada en las plaquetas, uno de los componentes de la sangre involucrados en el proceso de coagulación y reparación de vasos.
“Las plaquetas podrían reflejar los déficits energéticos y los procesos de estrés inflamatorio y oxidativo que tienen lugar en el cerebro de los pacientes con Alzheimer”, explicó a Télam la doctora Laura Morelli, directora del estudio e integrante del Laboratorio de Amiloidosis y Neurodegeneración en la FIL.
Los investigadores comprobaron que en ratas enfermas, la capacidad funcional de las mitocondrias -que forman parte de las células, en este caso plaquetas-, cuyo trabajo es generar energía, era menor.
“Lo que hicimos en el laboratorio fue aislar las plaquetas de la sangre y determinar la capacidad de las mitocondrias para consumir oxígeno y generar energía. Comparamos dos grupos de animales, uno sano y otro enfermo, y vimos que en el último grupo las mitocondrias trabajaban de menos”, detalló la especialista.
Según Morelli, quien también dirige el Programa de Medicina Traslacional para Innovaciones en Investigación, Diagnóstico y Tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer, que cuenta con apoyo de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, esos resultados “avalan el uso de plaquetas como indicadores de la función energética cerebral”.
“Esa determinación ayudaría a reflejar a nivel periférico algo que está ocurriendo a nivel central en el organismo, y que sumado a otros análisis específicos podría definir un diagnóstico temprano de Alzheimer”, señaló.
Consultada sobre la importancia de la detección precoz, Morelli comentó que en la actualidad, cuando se confirma la patología en un paciente, comienzan a trabajar en programas de neurorehabilitación cognitiva, conocida como “gimnasia cerebral”, y se le indica que adopte medidas como mantener bajos los niveles de colesterol y presión arterial, realizar actividad física y demás consejos para llevar una vida saludable.
“En general todo lo que le hace bien al corazón le hace también bien al cerebro, pero la realidad es que no hay todavía un tratamiento o droga específicos para el Alzheimer, por lo que nos abocamos a mejorar la calidad de vida del paciente”, explicó la investigadora del Conicet.
Morelli afirmó además que es “fundamental” detectar los factores de riesgo que predisponen a ese tipo de enfermedades, porque las evidencias de los últimos 25 años demostraron que “cualquier terapia que se aplique en pacientes con la patología ya instalada no son eficientes”.
“Sabemos que el foco de atención debe estar puesto en la etapa presintomática, y también sabemos que hay alteraciones en el cerebro que deberían ser detectables mucho antes de los 65 años, que es la edad promedio en que aparece la enfermedad”, aseguró la científica.
Y completó: “Todavía falta para que este estudio se transforme en un análisis de rutina, pero es muy importante descubrir biomarcadores o indicadores que nos permitan abordar a tiempo el Alzheimer en humanos”.