Las familias que tomaron este tipo de préstamo organizaron “Hipotecados UVA”, un grupo para buscar soluciones conjuntas.
“Es una pena. Con mucho esfuerzo llegamos a comprar nuestra casa, pero ahora no sabemos hasta cuándo vamos a poder seguir pagando las cuotas, ni si alguna vez vamos a lograr cancelar el crédito”, se lamenta Migue Britos, uno de los tantos rosarinos que accedió a un préstamo hipotecario UVA para comprar su primer hogar. Su malestar no es individual: esta semana los beneficiarios de los préstamos comenzaron a encontrarse por redes sociales para buscar una salida conjunta al ahogo que significa el alto índice inflacionario.
“Hipotecados UVA Santa Fe” es el nombre del grupo que sólo en el primer día sumó a unas quince familias del área metropolitana. La iniciativa tiene su réplica en otras ciudades del país. En La Plata, Mendoza, Córdoba y en algunas localidades de la provincia de Buenos Aires, los tomadores de créditos también están organizándose.
Britos es técnico en marketing, trabaja en un banco y tiene dos hijos pequeños. En noviembre de 2017 pensaron que los préstamos UVA eran la mejor opción para dejar de alquilar. “Arrancamos los trámites ese verano y finalmente nos otorgaron el crédito en marzo. En el medio el precio del dólar empieza a crecer, la inflación también y, a partir de mayo, las cuotas del crédito suben como nadie podía esperar”, explica.
Así, de pagar unos 12 mil pesos por mes a mitad del año pasado, el último débito de su cuenta sueldo fue de 16 mil pesos por mes. Casi, dice Britos, el mismo salario que recibe su esposa como monotributista. “Si sigue en alza la inflación las cuotas se van a volver impagables”, se queja.
“El dólar empezó a crecer, la inflación también y, desde mayo, las cuotas subieron como nadie podía esperar”
Por eso decidió sumarse a otras familias que están atravesando por su situación para intercambiar información, consejos, gestiones con los bancos y acciones que les permitan visibilizar este problema. “No pedimos que nos regalen nada. Lo que buscamos es una solución para poder pagar nuestras casas”, reclama y advierte que “la inflación convirtió al sueño de la casa propia en la pesadilla de no poder pagarla”.
Los créditos hipotecarios UVA son préstamos cuyas cuotas se ajustan por inflación a través de una suerte de moneda llamada Unidad de Valor Adquisitivo, que diariamente publica el Banco Central. Al miércoles pasado, el valor de la UVA era de $ 31,41; un 4 por ciento más que hace un mes y un 48 por ciento más que hace un año. Un porcentaje inalcanzable para los acuerdos salariales del año pasado.
Según datos oficiales, desde marzo de 2016, en todo el país se otorgaron más de 130 mil prestamos hipotecarios. Si bien no hay cifras regionales, operadores del mercado inmobiliario estiman que durante 2017, los créditos hipotecarios, llegaron a representar casi la mitad de la compra de inmuebles en Rosario.
No es extraño, el promocionado “boom” de los préstamos se montaba sobre el abultado déficit habitacional que existe en el país. De acuerdo a un informe sobre estos créditos realizado por el Observatorio Económico Social de la UNR, la falta de viviendas y la necesidad de refacciones afecta 1 de cada 4 hogares del país, una problemática que sigue creciendo.
En esta realidad, “entregar créditos hipotecarios cuyo capital se actualiza según el valor de la UVA implica para los bancos la garantía de cobrar una tasa de interés real positiva, sin importar la tasa de inflación. A su vez, para los deudores los préstamos actualizados presentan la ventaja de tener cuotas iniciales bajas. Así, si bien esta nueva modalidad de crédito implica una solución para numerosas familias, no implica que estas estén exentas de riesgos. El contexto macroeconómico influye significativamente en la evolución del crédito a pagar, lo cual quiere decir que no sólo es necesaria una estabilidad financiera personal”, concluye el informe.
“Cuando tomamos el crédito la expectativa de inflación para 2018 era de sólo el 10 por ciento. No era una promesa de campaña, era lo que decía el presupuesto. ¿Cómo íbamos a pensar que esto se iba a desmadrar así?”, se pregunta casi a diario Diego González.
Con ese horizonte, los González decidieron tomar un préstamo en el Banco Nación. Con ese dinero más el que obtuvieron por deshacerse de un terreno que tenían en Funes, más algunos ahorros personales, pudieron comprar la casa donde viven actualmente.
“Llevo un año pagando el crédito y cada vez debo más. Tanto como suben las cuotas, se incrementa el capital que uno debe. Mi préstamo fue de un millón de pesos y actualmente estoy debiendo al banco 1,5 millón. Si esto sigue así, y sin atrasarme ni una cuota, a fin de año voy a deber 2,1 millones”, calcula el monotributista, viajante del rubro indumentaria, una actividad “incendiada” por el aumento de costos y la baja del consumo.
Es que, mientras los ingresos familiares suben por la escalera, los créditos van rápidamente por el ascensor. Por eso, el pedido de los hipotecados es que “se busque una fórmula de indexación de los préstamos que guarde coherencia con los salarios”, remarca. Y señala que los tomadores de estos préstamos compraron una casa donde vivir, “no fue un negocio inmobiliario”.
Con diputados
Algunos de los integrantes del grupo ya se contactaron con los equipos de los legisladores nacionales de la provincia para pedirles que impulsen iniciativas que permitan morigerar los efectos del incremento de las cuotas producto del salto inflacionario. En la Cámara de Diputados de la Nación ya ingresaron varios proyectos en este sentido. La diputada nacional del Unidad Ciudadana, Mónica Macha, propuso que los montos de las cuotas ya no se ajusten por UVA sino que contemple la variación de los salarios.
El diputado José Luis Gioja (FpV-PJ), también propuso reemplazar el coeficiente CER y el Indice del Costo de la Construcción por el Coeficiente de Variación Salarial (CVS), para establecer el monto de la cuota.
En cambio, el diputado del Frente Renovador Marco Lavagna permite que los bancos sigan cobrando en base al actual coeficiente de indexación, pero los deudores ajusten sus cuotas por la dinámica salarial mediante el Coeficiente de Variación Salarial (CVS). Para cubrir la diferencia, propone crear un fondo compensador.
La Defensoría del Pueblo de la provincia habilitó un espacio de asesoramiento gratuito para quienes tengan dudas o consultas respecto de los créditos hipotecarios UVA. Desde la entidad se recordó que en caso de que la inflación supere en 10 por ciento al incremento salarial, la normativa vigente obligada a los bancos a extender el plazo para cancelar el préstamo.
Los clientes que hoy están en esta situación pueden solicitar al banco que les dio el préstamo que se extiendan los plazos y se redeterminen los valores de las cuotas que pagan por sus viviendas a fin de disminuir los montos a pagar. De esta forma, se abonarán más cuotas, pero éstas serán menores.
Además se destacó que los usuarios financieros tienen derecho a la protección de su seguridad e intereses económicos, recibir información adecuada y veraz acerca de los términos y condiciones de los servicios que contraten, así como copia de los instrumentos que suscriban, libertad de elección y condiciones de trato equitativo y digno. La Defensoría funciona en pasaje Alvarez 1516, hasta el 15 de febrero, de 8 a 14.