Detectaron a dos presos hablando por celular con la intención de poner una granada en su celda. El pago propuesto era un millón de pesos y una casa.
Un informe de inteligencia de la Policía Federal basado en escuchas telefónicas reveló que el empresario rosarino Luis Paz, detenido hace casi un mes y procesado como jefe de una asociación ilícita dedicada a la comercialización de droga y el lavado de dinero, iba a ser blanco de un atentado contra su vida dentro del pabellón que habitaba en la cárcel de Coronda. La recompensa para el sicario, un interno del mismo penal que iba a utilizar una granada, era de un millón de pesos y una casa. Detrás de la planificación del ataque aparece citado un tal “Anteojito”, que según los investigadores no es otro que Ariel Guille Cantero, uno de los cabecillas de Los Monos. Tras esa advertencia el Servicio Penitenciario provincial activó un urgente protocolo para trasladar al detenido de alto perfil al complejo penitenciario federal de Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires.
El 19 de diciembre la delegación Rosario Antidrogas de la Policía Federal envió una nota con carácter de urgente a la fiscal federal Nº 2 Adriana Saccone, en la cual se volcó un detallado informe de inteligencia basado en escuchas de dos números telefónicos con prefijos de Rosario.
Uno de los usuarios era Jonatan B., preso en una cárcel de Resistencia (Chaco), y el otro era un reo identificado como “Chino”, y alojado en la cárcel santafesina de Coronda. De las transcripciones de las conversaciones entre esas dos personas quedó en evidencia un concreto plan criminal para matar a Paz, cuya vida fue tasada en un millón de pesos y una casa, recompensa que recibiría el autor del atentado por tirar una granada en su celda.
En esa cárcel de Resistencia estuvo Guille Cantero hasta octubre pasado, cuando fue trasladado a Ezeiza para afrontar por videoconferencia un juicio por narcotráfico, en el que fue condenado a 15 años de prisión. Los Monos siempre sostuvieron que detrás del homicidio de Claudio Pájaro Cantero en mayo de 2013 estuvo Paz. Y hay escuchas telefónicas que establecen que la semana posterior al crimen lo buscaron para matarlo.
“Tiene que toser”
La planificación del ataque contra Luis Paz, cuyo hijo Martín fuera ejecutado el 8 de septiembre de 2012 en la esquina de Entre Ríos y 27 de Febrero dando inicio a la investigación que derivó en la desarticulación y condenas a los integrantes de la banda de Los Monos, demuestra la facilidad con la cual los presos acceden a telefonía celular y la trama de complicidades dentro de los establecimientos carcelarios.
El 13 de diciembre a las 14.27 Jonatan se comunica con un tal “Tuti” y le pide que le pase el teléfono al “Chino”, a quien le refresca que “ahí en el lateral (por la celda) donde lo tenían a los otros lo tienen al viejo Paz. Hay un millón y un poquito más”, avisa sobre la millonaria recompensa para matar a Paz.
Chino confirma que “sí se puede hacer algo”. Entonces Jonatan redobla la apuesta. “Bueno avisame. De última que el otro (un cómplice) agarre el millón y yo te hago dar una casa donde vos quieras”. Luego Jonatan directamente ordena que el resultado del ataque debe ser letal. “Tiene que toser” (por morir).
La granada
En ese tramo intercambian opiniones sobre la remota posibilidad de que a Chino los trasladen al pabellón Nº 6, donde Paz estaba aislado. Entonces Jonatan afirma que alguien ingresaría una granada, el mismo método que en octubre de 2015 se intentó utilizar para atentar contra Luis Pollo Bassi y Milton Damario, detenidos en la misma cárcel por el asesinato de Claudio Pájaro Cantero, el líder de Los Monos.
“Claro, por el seis es la onda. Nosotros le hacemos llegar una granada. Es para que le tiren una granada, ¿me entendés lo que te digo?”, reafirma y pregunta Jonatan. Un tramo más adelante, Chino trata de brindar garantías a Jonatan. “Hacemela llegar boludo, se la tiro yo nomás de alguna forma”, ofrece el reo alojado en Coronda.
Chino explica cuestiones logísticas, para no dejar cabos sueltos, y le asegura a su interlocutor que Paz estaba en el pabellón “Nº 6 norte, al costado”, que corresponde a los presos de Rosario. ¿”Cuando lo llevaron a ese hijo de puta”? interroga Jonatan, lo cual demuestra el odio y la infernal rivalidad entre las bandas.
La granada por la rejilla
Un día más tarde, el 14 de diciembre a las 00.22 Chino llama a Jonatan. Por más de 12 minutos siguen planificando el atentado. Y luego de asegurarse que Paz estaba solo en su celda, hablan de complicaciones para que la granada pase por una rejilla de la habitación. “Tengo el cocinero en la cocina, mandame cianuro que no se si comerá aqui”, sugiere entonces Chino. Ese plan parece arriesgado: “mmm, medio raro boludo”, replica Jonatan.
Un aspecto que demuestra el poderío que aún ostenta la banda de Los Monos y que, de acuerdo al hilo interpretativo de los investigadores, estuvo detrás de la planificación de atentado, se puso de manifiesto cuando Jonatan le indica a Chino: “mirá que cuando hay algo confirmado (la concreción del hecho) avisame que Anteojito (Ariel Guille Cantero) quiere hablar con ustedes”.
El informe de la división Antidrogas de la PFA consta de casi cinco carillas con las transcripciones de las desgrabaciones de las conversaciones. El 19 de diciembre fue remitido a la fiscal federal Adriana Saccone. En el escrito se advierte sobre el plan criminal, se refiere la posible instigación de Guille Cantero y también que los sicarios se iban a tomar su tiempo para concretarlo.
El mismo día la fiscal informó al juez federal de Santa Fe Francisco Miño, a cargo de la causa Nº 48363/17 en el marco de la cual Paz fue detenido y procesado. Y le sugirió adoptar medidas para garantizar la integridad de Paz.
El 21 de diciembre el Servicio Penitenciario de Santa Fe trasladó al imputado al complejo federal Nº 2 ubicado en Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires.
En tanto, la semana pasada se conoció que el juez Miño procesó a Paz, al arquitecto santafesino Andrés Cantelli y a Hugo Díaz, Alejandra Urunde, Claudia López y Carlos Suarez por conformar una asociación ilícita dedicada a la venta de drogas.
A Paz le sumó el agravante de ser el jefe dentro de la organización y por lavar dinero proveniente de la venta de estupefacientes. La lupa sobre Luis Alberto Paz, cuyo hijo Martín fuera ejecutado el 8 de septiembre de 2012 en la esquina de Entre Ríos y 27 de Febrero dando inicio a la investigación que derivó en la desarticulación y condenas a los integrantes de la banda de Los Monos, pesquisa en la que el ahora procesado declaró como testigo bajo sospecha.