Como consecuencia de las particulares muertes de sus familiares, varios medios señalan que el actor está “maldito”
Una serie de tragedias ha llevado a los medios internacionales a hablar de una “maldición” que acecha a Liam Neeson. Y es que el actor que padeció hace 10 años la muerte de su esposa Natasha Richardson por un accidente se encuentra afrontando otra gran perdida.
Tras cinco años en coma, el pasado fin de semana murió su sobrino Ronan Sexton. Este joven, de apenas 35 años, era el menor de los hijos de la hermana del actor Bernadette Sexton, y falleció tras permanecer en situación crítica durante cinco años en un centro neurológico ubicado en Cushendall, Irlanda del Norte.
Si bien las muertes de sus seres queridos han ocurrido con una década de diferencia, la sensación que al protagonista de Búsqueda Implacable (Taken, 2008) lo persiguen las tragedias (y, sobre todo, la mala fortuna) se deben a la causas: Natasha murió al caerse en una pista de esquí y Ronan como consecuencia de un resbalón cuando intentaba trepar a una cabina telefónica a modo de gracia con amigos durante una fiesta.
Ante los cachetazos del destino, el gran irlandés buscará refugiarse como siempre en la industria del cine en la cual, a sus 66 años, se mantiene como una de las grandes estrellas de Hollywood.