Este sujeto, que trabaja en establecimiento de Monte Grande, en el municipio bonaerense de Esteban Echeverría, fue detenido acusado de los delitos de “abuso sexual agravado por ser cometido por encargado de la guarda” y acoso a una alumna de 14 años.
Un portero de un colegio de Monte Grande, sede del municipio bonaerense de Esteban Echeverría, fue detenido acusado de los delitos de “abuso sexual agravado por ser cometido por encargado de la guarda” y acoso a una alumna de 14 años, informaron hoy fuentes policiales y judiciales.
Según consta en el expediente judicial, la madre de la menor denunció que entre julio y diciembre pasados, el portero Ramón Espíndola, del turno mañana del Instituto Parish Robertson, besó en varias ocasiones y sin consentimiento a una alumna de tercer año de esa entidad educativa.
La fiscal Verónica Pérez, de la UFl N° 3 de Esteban Echeverría, le imputa a Espíndola el delito de acoso por haberle escrito mensajes vía WhatsApp a la víctima, fuera del horario escolar, para pedirle que lo llame, que le envíe fotografías y para invitarla a salir del aula para encontrarse.
La detención se llevó a cabo el viernes pasado, luego de que la fiscal evaluara el testimonio de la víctima en Cámara Gesell y el peritaje que se le hizo al teléfono celular de ella.
Por su parte, Mariana, una docente que acompaña a un niño de inicial como maestra integradora del Parish Robertson, declaró hoy al canal de noticias C5N que no la sorprendió la denuncia contra el portero dado que “más de una vez ” la hizo “sentir muy incómoda”.
“Ramón tenía una actitud de saludar con abrazos que duraban unos segundos, eso me generaba incomodidad. Yo veía que esto lo hacía también con otras docentes y con alumnas. Un día me abrazo y me susurró: ‘nunca estuve abrazado con una mujer así’, otra vez me dijo que tenía lindos ojos, y así varios hechos”, detalló Mariana.
Fuentes allegadas a la causa informaron que Espíndola se negó hoy a declarar y que mañana podrían presentarse nuevas denuncias en su contra.
En la causa, la madre de la víctima describe que los padres de la institución confiaban en él porque se era muy “amable”, además de que lo acompañaron durante el duelo y el reclamo de justicia por su hijo.
Ramón Espíndola era el papá de Rodrigo Espíndola, el jugador de Nueva Chicago que murió tras ser baleado por ladrones cuando entraba a su casa con el auto en mayo de 2016.