Los científicos consideran que el mal descanso es un cóctel mortal si se suma a los problemas genéticos del corazón.
Estamos en una época donde el sueño queda relegado fácilmente. Esto no solo sucede a causa de las horas de trabajo y a la imposibilidad de desconectarnos cuando llegamos a casa: los dispositivos móviles y los sistemas de streaming colaboran a desplazar el irnos a dormir “un ratito más”. Por lo tanto, la cantidad de horas de descanso y las consecuencias en caso de no cumplirlas es, hace ya tiempo, tema de investigación.
En este caso, un grupo de científicos dirigido por el Director General del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de España analizaron a casi 4000 trabajadores bancarios durante una semana y concluyeron que las personas que duermen menos de seis horas al día incrementan en un 27% el riesgo de desarrollar aterosclerosis (con respecto de aquellos que descansan entre siete y ocho horas); aunque si el sueño es de mala calidad, esas chances ascienden a un 34%. La aterosclerosis es una enfermedad que se produce cuando se acumula grasa y colesterol en las paredes de las arterias y puede derivar en anginas de pecho e infartos.
Para determinar estas cifras, tomaron al grupo de participantes sanos –de 46 años de edad promedio y en un 63% hombres– y les colocaron durante una semana un dispositivo para analizar las características del sueño. Asimismo, realizaron ultrasonidos y una tomografía computada del corazón y las arterias.
Entonces, ¿cuánto es recomendable dormir? “Dormir entre siete y ocho horas, con buena calidad del sueño, es lo ideal”, afirmó el investigador. “Las enfermedades cardiovasculares son un gran problema mundial. Actualmente estamos previniendo y tratando a las personas afectadas con diferentes métodos: fármacos, actividad física y dieta. Sin embargo, los resultados de este nuevo estudio enfatizan que debemos incluir al sueño como una herramienta más para combatirlas”, agregó otro de los autores del artículo. “Este es el primer estudio que muestra que el sueño medido objetivamente está asociado de manera independiente con la aterosclerosis en todo el organismo, no solo en el corazón”, concluyó.