Aunque en campaña aseguró que “no iba a ser un tema” , el avance de precios en su gestión está batiendo récords.
Se suponía que llegaba a la Casa Rosada con el mejor equipo de los últimos 50 años y que bajar la inflación iba a ser la tarea más sencilla que iba a tener que enfrentar. El entonces candidato presidencial Mauricio Macri hasta se animó a asegurar que la inflación era “la demostración de tu capacidad para gobernar, en mi presidencia la inflación no va a ser un tema”.
Este martes el Instituto Nacional de estadísticas y Censos (INDEC) confirmó que la inflación en 2018 llegó al 47,6%, la más alta de los últimos 27 años. Hay que remontarse a 1991 y el fin de la hiperinflación para encontrar un registro más alto.
El avance de precios registrado en 2018 fue superior incluso que la registrada en 2002 tras la trubulenta salida de la convertibilidad.
En tres años de gestión de la Alianza Cambiemos al frente de la Casa Rosada el modelo ostenta el dudoso récord de haber acumulado una inflación del 158,44%.
En 2016 la inflación llegó al 40,3%, un año más tarde fue del 24,8% y el gobierno se congratulaba por las “evidentes muestras de desaceleración de los precios”. El jefe de Gabinete Marcos Peña elevó a fines de 2017 a 15% la meta de inflación para 2018. Le erró por más de 30 puntos porcentuales: fue del 47,6%.
A pesar de no tener nada para mostrar en materia económica Macri aseguró, tras poner fin a sus vacaciones de tres semanas, que “el rumbo es este”.
Es de esperar que la inflación baje en los próximos meses. Pero ese descenso que probablemente el gobierno celebrará como un éxito y ratificación del modelo económico será merced de la profunda recesión en que se encuentra la economía argentina. Con un consumo cada vez más derpimido por la caída de los salarios reales y el aumento del desempleo, cae el margen de los comerciantes para actualizar los precios. Como suele decirse, es peor el remedio que la enfermedad.