Un grupo de militares se sublevó en un cuartel de la capital , reclamó en videos el respaldo popular y dijo desconocer al presidente. El gobierno cargó contra vecinos y desarmó sus barricadas. Todo ocurrió a dos días de una gran marcha opositora.
Un grupo de militares se sublevó ayer contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, pero a las pocas horas fue detenido por fuerzas leales al régimen cuando estaba atrincherado en un cuartel del norte de Caracas. El gobierno también reprimió con gases lacrimógenos a los civiles que apoyaron el levantamiento, producido en vísperas de manifestaciones opositoras en reclamo de un gobierno de transición y nuevas elecciones.
El grupo alzado estaba integrado por al menos unos 40 hombres adscriptos al Escuadrón Montado de la Guardia Nacional Bolivariana del barrio de Cotiza, una zona muy popular al norte de Caracas.
En horas de la madrugada, el grupo de alzados sustrajo un “lote de armas de guerra” en un puesto del barrio de Petare, en el este de la capital, y se trasladaron al cuartel de Cotiza. En una vía de acceso a esa guarnición, aún en la oscuridad de la noche, los sublevados, armados y con los rostros descubiertos, grabaron videos que hicieron circular en las redes sociales, en los que dijeron desconocer a Maduro y pidieron el respaldo de la población.
En los videos, uno de los alzados identificado como sargento mayor de tercera, Vander Figueroa, llama al “pueblo venezolano a salir a manifestar y protestar a la calle, a exigir por sus derechos. Aquí estamos encerrados y no vamos a decaer”. Cerca de él, se observa a un pequeño grupo de militares armados. “Pueblo salgan”, gritan. “Ustedes querían que la Fuerza Armada prendiera la mecha, aquí la estamos prendiendo, necesitamos el apoyo de ustedes”, asegura otro.
En un momento de la mañana, pobladores civiles de Cotiza salieron a las calles a manifestar su apoyo a los sublevados con cacerolazos y armaron varias barricadas en calles de la zona. Sin embargo, tras enfrentarse a los militares leales al régimen, fueron finalmente dispersados con bombas lacrimógenas y balas de perdigones. Poco después, los sublevados se entregaron ante un fiscal militar. Anoche había 27 arrestados.
La intentona militar ocurre en momentos en que la oposición llamó a manifestarse mañana miércoles por un gobierno de transición que convoque a elecciones, ante lo que el oficialismo convocó a sus seguidores. Será el primer gran pulso en las calles tras las protestas que dejaron unos 125 muertos en 2017.
El hecho evoca otro episodio de junio de 2017, cuando Oscar Pérez, un oficial de 36 años, robó un helicóptero para atacar dos sedes gubernamentales y luego se fugó con paradero desconocido. En enero último, fue encontrado al oeste de Caracas junto a su grupo, fue acorralado y luego abatido por los militares.
Ayer, el ministerio de Defensa informó que “los delincuentes fueron rendidos y capturados en la sede de la Unidad de Seguridad en Cotiza (norte de Caracas). Durante la detención se logró recuperar el armamento robado”. El ministro del sector, general Vladimir Padrino López, dijo que los sublevados habían “secuestrado” a cuatro militares. Por su lado, el número dos del régimen, Diosdado Cabello, dijo que los sublevados “ya están confesando detalles y lo primero que dijeron fue que les ofrecieron villas y castillos y los dejaron solos, que los habían engañado”.
El alzamiento tuvo inmediatas repercusiones políticas. El opositor Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, que llamó a los militares a deponer al “usurpador” Maduro, escribió en Twitter que lo ocurrido “es una muestra del sentimiento generalizado que impera dentro de la Fuerza Armada Nacional”.
“Nuestros militares saben que la cadena de mando está rota por la usurpación del cargo presidencial. La AN se compromete a brindar todas las garantías necesarias a los miembros de la FAN que contribuyan activamente con la restitución de la Constitución”, dijo Guaidó.
Luego del alzamiento de Cotiza, el gobierno dispuso acordonar el Palacio de Miraflores y el Fuerte Tiuna, sede del Ministerio de la Defensa, con fuertes dispositivos de seguridad, incluidas unas tanquetas antimotines.
La Fuerza Armada, integrada por unos 365.000 efectivos y 1,6 millones de milicianos civiles, reafirmó su lealtad a Maduro tras la cuestionada investidura este mes.Pese al empeño por mostrarse monolítica, dos generales figuran entre los detenidos por un presunto atentado contra el mandatario el 4 de agosto, cuando dos drones cargados de explosivos estallaron cerca de una tarima donde Maduro encabezaba un acto militar. Unos 180 efectivos fueron detenidos en 2018 acusados de conspirar. La ONG Control Ciudadano estima que unos 10.000 miembros de la Fuerza Armada pidieron la baja desde 2015.