Como miles de canes en todo el mundo, el más famoso del momento sufrió maltratos y abandono, antes de llegar a la gran pantalla
Roma, la película más debatida de los últimos tiempos, cuenta con 10 nominaciones para los premios Oscar. Entre los candidatos se encuentran Yalitza Aparicio, Marina Tavira y el propio director del film, Alfonso Cuarón.
La Academia de Cine de Hollywood, determinará si cada uno de ellos merece o no quedarse con la estatuilla más famosa del mundo del espectáculo. En México, ya decidieron quien si merece ser reconocido, no con un galardón mediático, sino, con el cariño de toda la gente: Borras, el saltarín perro de Roma.
Detrás de la simpatía que el can despertó en los espectadores, se esconde una dramática historia de abandono y maltrato animal.
Manuel Montero, entrenador de perros (aparece en los créditos de la película como encargado de Borras), lo encontró en la calle atado con un alambre en un terreno baldío a punto de morir de hambre y sed. Desnutrido, con bronquitis aguda, infección en la piel debido a la sarna, conjuntivitis y con imposibilidad de retener alimentos.
Borras debió ser hospitalizado, poco a poco fue recuperando las fuerzas y su cola se movía cada día con más energía. La desconfianza hacia las personas, a causa del abandono, fue desapareciendo con las caricias de sus cuidadores profesionales.
Ya recuperado y entrenado, Borras, estuvo listo para la acción. El casting canino buscaba un perro que se pareciera al que Cuarón tuvo cuando era niño. Borras era el candidato perfecto. Y así quedó demostrado en la pantalla grande.