La Primera Ministro sufrió una abrumadora derrota parlamentaria el 15 de enero pasado, pero desde el bloque regional no le tendieron una mano para acordar nuevos términos de desvinculación.
La Unión Europea (UE) y sus Estados miembros rechazaron este miércoles de manera unísona el nuevo intento de la primera ministra británica, Theresa May, para renegociar los términos del acuerdo de retiro del Reino Unido del bloque regional con el objetivo de evitar un Brexit que provoque un descalabro económico en el país.
May reconoció en Londres que su gobierno no decidió cómo intentará cambiar el acuerdo para minimizar o eliminar las preocupaciones de los legisladores británicos sobre el estatus que tendrá la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda una vez que el Reino Unido abandone la UE, lo cual ocurrirá el 29 de marzo.
“El acuerdo de retirada no será negociado”, contestó desde Bruselas Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, el órgano Ejecutivo del bloque regional.
El Parlamento británico rechazó el acuerdo alcanzado entre May y la UE pero aprobó el martes de esta semana enviar a la Primera Ministra a Bruselas para rediscutir la cláusula sobre la frontera en Irlanda y reemplazarla por un “arreglo alternativo”.
May buscará evitar un Brexit sin un acuerdo concreto sobre cómo será la salida del Reino Unido, y prometió buscar cambios “legalmente vinculantes” en el pacto a pesar de la postura de Juncker, quien afirmó que “el acuerdo de retirada sigue siendo el mejor y único acuerdo posible”, según la BBC.
Desde Dublín, el gobierno de la República de Irlanda deploró la intención de May de revisar un acuerdo que ella misma firmó con la UE en noviembre y que requirió 18 meses de arduas negociaciones centradas, precisamente, en el mecanismo a aplicar en la frontera irlandesa, conocido como “backstop”.
“Ya hemos recorrido este camino, y no creo que exista tal alternativa” al backstop, dijo el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar. El canciller de ese país, Simon Coveney, calificó de “extraordinario” que May y su gobierno hayan negociado un acuerdo que luego fue rechazado en el proceso de ratificación.
“Es como decir en una negociación: ‘Bueno, o me das lo que quiero o salto por la ventana”, declaró a la radio RTE.
El negociador en jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, dijo a periodistas en el Parlamento Europeo que “las instituciones de la UE permanecen unidas, y nos atenemos al acuerdo que ha sido negociado con el Reino Unido”.
Mandatarios europeos como el francés Emmanuel Macron, la alemana Angela Merkel o el austríaco Sebastian Kurz rechazaron la posibilidad de reabrir las negociaciones.
La oposición al backstop fue el motivo principal por el cual el Parlamento británico votó abrumadoramente en contra del acuerdo porque este mecanismo de salvaguarda dejaría al Reino Unido dentro de una unión aduanera con la UE para evitar la necesidad de establecer aduanas y controles en la frontera de Irlanda.
La zona fronteriza fue una de las más golpeadas por el conflicto político y religioso durante décadas en la isla de Irlanda que dejó 3.700 muertos. El libre flujo de personas y bienes a través de la casi invisible frontera es puntal de la economía local y del proceso de paz.
Muchos legisladores pro Brexit temen que el backstop atrape al Reino Unido en el corset regulatorio de la UE, y dicen que no apoyarán el acuerdo de May hasta que sea eliminado.
La Primera Ministra admitió este miércoles ante el Parlamento que su gobierno no ha decidido aún la forma en que podría modificarse el backstop, pero le aseguró a los legisladores que “hay un cierto número de propuestas”.
May agregó que las medidas bajo consideración incluyen un mecanismo de salida unilateral del Reino Unido, una limitación en el tiempo del backstop y un “reconocimiento mutuo y confiable de esquemas comerciales”, pero esas son opciones que la UE ya rechazó.