El Ministerio de Trabajo actuó de oficio y se levantó la sanción del joven que aportó una pista clave en el caso.
El Ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe intervino de oficio en la suspensión de Ezequiel Schaab, el playero de la estación de servicio que habilitó las cámaras de seguridad que fueron clave para la investigación del femicidio de Agustina Imvinkelried.
La polémica se había instalado fuerte en la región cuando se conoció la suspensión del trabajador de la firma Azul Combustibles S.A., propietaria de una Shell en Esperanza. El propio Ezequiel había comentado que no entendía la medida dado que era habitual mostrar registros incluso a personas que habían chocado por la zona. Cuando la policía y los familiares le contaron lo que sucedía -por entonces Agustina, de 17 años, estaba desaparecida-, el playero no dudó y mostró las imágenes.
“Me dijeron que tendría que haber sido frío, que en ese momento no iba a solucionar nada porque a esa hora la chica ya estaba muerta. Ahí me di cuenta la persona con la que estaba tratando, que me conteste de esa forma. Yo tengo una hija y una hermana de la misma edad de Agustina y uno se pone en la piel de la familia”, había dicho Ezequiel.
Desde entonces hubo fuertes campañas en redes sociales que respaldaron al empleado y sugerían no comprar en esa estación. Incluso contó con un apoyo directo, en su accionar, del Ministerio Público de la Acusación.
En ese comunicado se expresaba que aquellos ciudadanos y/o personas jurídicas que posean registros fílmicos de cámaras de seguridad, “tienen la obligación de entregarlos ante el requerimiento formulado por un fiscal o personal policial actuando por delegación de aquel en la investigación de un delito (Art. 4 Ley 13.013)”.
También desde la firma “Azul Combustibles S.A.”, propietaria de la Shell ubicada sobre la intersección de las rutas 6 y 70 de Esperanza, dieron sus argumentos de la suspensión y justificando ese accionar.
“Debió haber realizado un llamado al encargado de la estación de servicio (…) No ponemos en duda su buena fe al accionar rápidamente en proporcionar los videos de nuestras cámaras de seguridad a los familiares y autoridades policiales, simplemente que lo hizo sin cumplir el procedimiento interno de la compañía”, afirmaba.
Tras todo esto, la polémica parece haber llegado a su fin. En la audiencia que convocó el Ministerio de Trabajo, la empresa Azul Combustibles S.A., propietaria de una Shell de Esperanza, revisó su postura y levantó la sanción al trabajador.
Las cámaras que había habilitado el playero fueron clave para la investigación pues lograron unir en tiempo y espacio a Agustina Imvinkelried y a Pablo Trionfini. Según la investigación, Trionfini subió a su auto a Agustina, intentó abusar de ella en una zona rural de Esperanza y ante la negativa la estranguló.
La arrojó a una zanja y la semienterró –aún con vida- en esa zona. Trionfini se ahorcó cuando la policía fue a detenerlo en su casa, mientras que el cuerpo de Agustina fue encontrado por la brigada canina de la policía de Santa Fe.
Fuente: Clarín