El algodón a bordo del rover chino Chang’e-4 no ha sobrevivido a su primera noche lunar, con temperaturas de 170 grados bajo cero
El sueño de un huerto lunar va a ser más difícil de conseguir de lo que podría haber parecido el pasado lunes, cuando China anunció la primera germinación de una planta en la Luna. Fue bello mientras duró, pero qué poco duró. El frágil brote de algodón no ha sido capaz de sobrevivir a su primera noche lunar a bordo de la sonda china Chang’e-4, sin luz solar y con temperaturas que caen en picado hasta los 170ºC bajo cero.
La Chang’e-4 entró en «modo de suspensión» el domingo, diez días después de convertirse en la primera nave en posarse en la cara oculta de la Luna. El objetivo era prepararse para la noche lunar, que dura aproximadamente dos semanas terrestres. Después de ese tiempo, la sonda se despertará de nuevo. Según ha explicado a la agencia de noticias Xhihua el profesor Xie Gengxin, quien dirigió el diseño del experimento, la corta vida del brote ya se había anticipado ante la llegada de la noche en el satélite natural. No pasará nada más. La Administración Nacional del Espacio de China ha indicado que la planta y las semillas enviadas se descompondrán gradualmente en el recipiente totalmente cerrado y no afectarán el ambiente lunar.
Huevos de mosca
Además del algodón, la sonda porta semillas de colza, patatas y arabidopsis (una planta modelo para experimentos), que difícilmente van a poder crecer en las nuevas condiciones. También lleva huevos de mosca de la fruta y algunas levaduras para crear una «minibiosfera simple», pero si los huevos no han oclosionado tampoco podrán hacerlo ahora.
El objetivo del experimento era poner a prueba la capacidad agrícola en un entorno extremo, lo que puede ser crucial para alimentar a los miembros de futuras misiones espaciales a largo plazo, como una colonia humana en la Luna o en Marte. Sin embargo, el algodón no ha sido la primera planta en brotar en el espacio. En el entorno de la Estación Espacial Internacional (ISS) han crecido con mucho más éxito numerosas especies, desde guisantes, trigo y otros vegetales de hoja verde a florecientes zinnias. Los astronautas de la plataforma orbital incluso degustaron una rica ensalada de lechuga romana cultivada en ambiente de microgravedad.
Un incubador «muy sencillo»
Esos cultivos fueron llevados a cabo en órbita terrestre baja, a una altitud de unos 400 km. El ambiente en la Luna, a 380.000 kilómetros de la Tierra, es más complejo. El experimento chino, un cilindro de 2,6 kilos y apenas 20 cm de altura y 16 cm de diámetro, fabricado con materiales especiales de aleación de aluminio, contenía agua, suelo terrestre, aire, dos cámaras pequeñas y un sistema de control de calor, pero todo eso no fue suficiente para proteger al tallo. «No teníamos tal experiencia antes. Y no podíamos simular el entorno lunar, como la microgravedad y la radiación cósmica, en la Tierra», ha explicado Xie. Francisco Javier Medina, del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC y responsable de un proyecto de cultivo en la ISS ya advertía el lunes a este periódico que el incubador le parecía «muy sencillo» para semejante hazaña.