Para la Navidad rusa, el presidente Vladimir Putin hizo algo que muchos niños sueñan: disparar un gran cañón.
De acuerdo con el calendario litúrgico de la iglesia ortodoxa rusa, la festividad se conmemora el 7 de enero.
Durante una visita a su pueblo natal en San Petersburgo el lunes, el mandatario visitó la Fortaleza Petropavlovsky, al margen del río Neva y tiró de la palanca del obús que dispara un saludo diario al mediodía.
El disparo del cañón es una tradición desde 1865.
La imagen dura de Putin estuvo a pleno para el evento del lunes: con la cabeza descubierta pese al frío invernal, parecía que se encogía ligeramente cuando el cañón rugía, pero luego se enderezaba con una leve sonrisa.
(Con información de AP)