El Gobierno convocó a un concurso. Creen que las gasíferas cumplirán con no subir más que el 35% previsto. Pero los privados temen los vaivenes del dólar.
El Gobierno convocó a un concurso público para el suministro de gas durante los próximos doce meses. El sistema será abierto y electrónico, tratando de dotarlo de transparencia. Aunque el Poder Ejecutivo informó que autorizará un aumento de hasta un 35% en las tarifas de gas que regirán desde abril, algunos privados dudan. Temen que las oscilaciones del dólar trastoquen esas previsiones, como ya sucedió el invierno pasado.
En las próximas audiencias públicas, las distribuidoras de gas pedirán un incremento de entre 30% y 35%. Antes de eso, ya sabrán a qué precio comprarán ese gas. También tendrán definido que deberán pagarlo en dólares -algo que reclamaban las petroleras-, y que tendrán un plazo de pago de 65 días, algo que plantearon las firmas como Metrogas, Camuzzi o Ecogas.
Sin embargo, hay una duda que carcome a todas las empresas. Tiene que ver con los vaivenes del dólar. Para que el incremento de las facturas ronde el 30% al 35%, la moneda estadounidense debe mantenerse en torno a los $ 40 o un poco más ($ 42). Pero si se escapa de ese rango, hay riesgo que las distribuidoras no puedan honrar sus contratos en dólares, como ya pasó en 2018.
Durante 2018, las distribuidoras asumieron compromisos para comprar gas con un billete estadounidense en torno a los $ 20. Luego, cuando tuvieron que pagar por ese suministro, la divisa estaba al doble. Como las tarifas también estaban con el dólar a $ 20, se generó una deuda de las distribuidoras con las productoras. El ex secretario de Energía, Javier Iguacel, autorizó unas compensaciones a las petroleras. Primero las iban a pagar los usuarios, luego el Estado. Todo generó un conflicto político para el Gobierno.
Fuentes oficiales aseguran que ese escenario no se repetirá esta temporada. Creen que las ofertas de las petroleras serán convenientes para las distribuidoras. Que este sistema “libre” se aprovechará de la mejor manera. Y que hasta los aumentos podrían estar por debajo del 35% previsto.
Pero las distribuidoras quieren asegurarse que podrán pagar el gas en dólares con las tarifas que les permita el Gobierno. En caso que los números no les cierren, dejaron la puerta abierta para salirse de este “concurso abierto” y que Enargas supervise los precios para ambas partes, como venía sucediendo hasta ahora.
“En virtud de las observaciones recibidas resulta oportuno que el modelo de oferta del concurso de precios contemple una cláusula de salida, en caso de que el Enargas no autorice el traspaso a tarifa final del precio del gas que surja del respectivo concurso”, dice el ente regulador Enargas en la convocatoria al concurso. En ese caso pueden “cualquiera de las partes rescindir los derechos y obligaciones emergentes de la oferta sin responsabilidad para ninguna de ella”, detallan.
Las petroleras se comprometen a abastecer durante un año. Se supone que tendrán que hacer una oferta de precio que promedie el importe de invierno -que es más alto- con el de verano, que es inferior. Las distribuidoras tendrán que cubrir todo con el 35% anunciado, siempre con el dólar estable. En caso que no les sea suficiente, pedirán un segundo incremento para las tarifas de verano, que regirán desde octubre. Como es mes de elecciones, podría esperar hasta después de los comicios.
En tiempos de Iguacel como secretario de Energía, se había explicado que el aumento del 35% iba a ser el único en todo el año, porque alcanzaría para pagar el gas de invierno y verano. Pero el nuevo secretario, Gustavo Lopetegui, les planteó a distintos ejecutivos del sector que no compartía algunas observaciones de su antecesor.
También resta saber cuál será el efecto de los nuevos pagos de subsidios por el gas de Vaca Muerta. Esa decisión puede afectar a Tecpetrol (de Techint) y empujar hacia arriba el precio del gas de todos sus competidores. Esa incógnita se develará entre el 14 y 15 de febrero, cuando se conozcan las ofertas.