La estimación surge de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, desde donde señalaron que los problemas para la salud se tornan más graves cuando la persona opta por mezclar sustancias.
Especialistas advierten que dos de cada diez adictos a las drogas fallecen como consecuencia del deterioro físico y mental que les provoca el consumo de sustancias, mientras analizaron que ese es el motivo por el que cada vez son más los jóvenes que presentan fallas cardíacas o accidentes cerebrovasculares.
El dato surge de una estimación de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), desde donde aclararon que no existe una cifra oficial por parte del Estado y argumentaron que “hace años hay una enorme falta de trabajo preventivo y asistencia”.
En diálogo con este medio, el titular de la AARA, Claudio Izaguirre, precisó que “no hay un sólo número por parte del Estado de cuántos adictos mueren por consumo de drogas”, pero alertó que prácticamente el 20% “muere como resultado de su adicción”. “La situación del adicto es dramática en este momento. Al no haber campañas preventivas no te advierten de los daños que te producen, más allá de que tengas una idea de lo que se trata. Por otro lado, el problema del adicto es que le es muy difícil acceder al tratamiento, por culpa de la ley de salud mental”, resaltó Izaguirre.
El especialista puntualizó sobre la adicción a la cocaína y sentenció que en esos casos “la próxima dosis puede ser letal y graficó: “Todo tu cuerpo reacciona frente al consumo de cocaína. Venas y arterias se contraen. Crece la presión arterial, las neuronas se afectan. Tenés una serie de cambios que te pueden llevar a un colapso en la próxima dosis. Si a eso le agregás alcohol, ácido lisérgico o pastillitas calmantes, pueden ocasionar problemas severos”.
De hecho, la mezcla entre alcohol y cocaína, frecuente en poliadictos, trae aparejada una reacción química. “Se produce una tercera droga, el cocaetileno. Es mucho más cardiotóxico y tienen muchos más riesgos de hipertensión, arritmia o infartos, que lo pueden llevar a su muerte”, alertó en diálogo con Radio Continental Carlos Damín, jefe de Toxicología del Hospital Fernández.
A su vez, agregó que “mientras haya cocaína en el cuerpo, no importa si son 10 minutos o 5 horas, puede provocarse una arritmia cardíaca, un infarto masivo o más causas de muerte por consumo”.
En ese sentido, Izaguirre aportó: “Pasarse de cocaína no tiene que ver con medirse en el consumo, sino con que el adicto cree normal poder tomarse 10, 20 gramos. Consumir drogas no es gratis. Y no me refiero a la plata, si no al deterioro físico, mental y espiritual”.
Consultado por el resurgimiento de la utilización de cocaína a través de inyecciones, expresó que “aspirar una línea de cocaína pega, pero un cuarto, de línea puesto en la vena, pega 10 veces más y es por eso que algunos eligen la inyección”.
Por otra parte, el presidente de AARA precisó que “si bien el consumidor siente que tiene una vida maravillosa, está padeciendo” y puntualizó: “No es solamente el consumo. Toma riesgos. Se mete en peleas con el patovica del boliche, sale a robar porque necesita dinero, va con el auto a 250 kilómetros por hora. Hay que sumar accidentología, muertes por peleas, más inconvenientes afectivos. Su mecanismo autodestructivo lo lleva a situaciones en las que puede terminar perdiendo la vida”.
Izaguirre añadió que “el adicto le tiene miedo a quedar tullido, no a la muerte” y lamentó: “¿Cuántos pibes sufren hoy ACV? Lo mismo con fallas cardíacas. Cuando le pasa a una persona grande es una cosa, pero si lo sufre un pibe de 20 años, tiene toda su vida por delante como una pesadilla”.