Después del 2,9% de enero, se espera ahora un alza de casi el 10% para el primer trimestre y que la presión comience a bajar después de abril.
Desde el mercado financiero la interpretación que se hace es similar. Según el último informe de la Consultatio, “el análisis de los datos de inflación de enero muestra que el componente inercial de la inflación sigue siendo alto” ya que “la a suba de precios está siendo generalizada”. Para la consultora, “el frenazo de emisión monetaria que significó el nuevo régimen todavía no terminó de impactar en los precios. Además de los rezagos esperables que tiene la política monetaria, lo cierto es que al momento de lanzarse el plan los agregados venían creciendo al 45% interanual, y que a casi 5 meses de haber (casi) frenado el crecimiento de la base, el ritmo actual todavía es del 32%”.
Por su parte, Quantum menciona que “en términos de control de la inflación, el dato de enero de 2019 refleja un desacople entre las expectativas iniciales del programa y lo efectivamente observado. De hecho, los límites de la zona de intervención cambiaria se ajustaron al 3% mensual en el período octubre-diciembre 2018 y al 2% en enero-marzo 2019, lo cual indirectamente refleja la expectativa oficial de inflación al intentar mantener constante el tipo de cambio real bilateral. Por eso el dato de inflación del 2,9% encendió algunas alarmas, que de persistir más allá de lo proyectado puede dificultar el objetivo de reversión de la crisis y reelección de Macri”.
El Gobierno, y muchos privados, confían en que la presión inflacionaria puede comenzar a ceder y que los promedios mensuales ubicarse cerca del 2% (no mucho menos este año), recién para agosto o, en el mejor de los casos, hacia julio. Y que, en consecuencia, en el segundo semestre podría acumularse un número cercano al 12%. El problema para el cálculo final de 2019 es lo que pueda suceder en el segundo trimestre. Allí estará la clave sobre que tan lejos del 30% se podría ubicar el número final del año. El Gobierno confía en que hacia mayo comenzarán a notarse los resultados de la política de restricción monetaria y de la recesión, luego que haya pasado lo peor de la temporada de ajustes de tarifas de servicios públicos. Y que para junio o julio habrá buenas noticias que lleven tranquilidad a agosto. El problema es que si esto no se diera y continuara el ritmo alcista hasta julio, el 30% final incluso corre riesgo de quedar corto. Hay algo inevitable: la inflación ya proyectada impedirá que el Gobierno de Mauricio Macri acumule en su gestión una inflación de no menos del 190%.