Con apenas media hora de duración y un origen colectivo, destinado no a la exhibición comercial sino a la educación en el arte cinematográfico de los alumnos de Fernando Birri, Tire dié es una de las obras seminales del documental argentino, tan peculiar en lo que muestra como en las formas en que lo hace.
Birri, nacido en 1925, estudió durante su juventud en Roma. Volvió en 1956 y fundó la Escuela Documental de la Universidad Nacional del Litoral. Allí, salía a la calle con sus alumnos (según él “amas de casa, pintores, bomberos, estudiantes universitarios”) a realizar fotodocumentales. El siguiente paso fue realizar una pequeña película y el tema elegido fueron los niños pobres de la ciudad de Santa Fe cuya tarea principal era correr junto al tren cuando pasaba por el puente para pedirle a los pasajeros que les tiren monedas. El grito de los niños mientras se jugaban la vida corriendo junto a las vías, “Tire dié!”, se convirtió en el título del trabajo.
De un corte inicial de una hora, Birri, junto al montajista Antonio Ripoll, lo llevó al formato actual de 35 minutos. Birri asumió la dirección colectiva del corto y mediante dos o tres decisiones estéticas decisivas convirtió lo que se pretendía solo una “encuesta social” en una notable obra de arte.
La película comienza con unas tomas aéreas de la ciudad de Santa Fe y una voz en off que enumera de una manera borgeana diversos datos estadísticos de la ciudad de Santa Fe. El tono es aparentemente neutro y la utilización de la voz en off asemeja a la de un noticiero. Sin embargo, un aire socarrón impregna la enumeración de datos, prefigurando el uso que le daría Pino Solanas en La hora de los hornos y que Mariano Llinás elevaría al arte de la parodia en Balnearios. La pedante precisión en las cifras (“36055 alumnos gastan trece mil cajas de tiza al año”) contrastará con el borroso mundo de la pobreza en el que se sumergirá a continuación. “Al llegar a las orillas de esta ciudad organizada la estadística se hace incierta. Hay muchos, ¿cuántos?, demasiados ranchos en los que viven familias santafesinas”.
En la segunda parte del mediometraje, Birri realiza la anunciada “encuesta social”, tal como define a su película. El testimonio personal de la gente que vive en las ranchadas da detalles concretos de la dificultas de la vida en condiciones marginales. Una de las salidas “laborales” es lo que se conoce como “Tire dié”, sustantivando el grito de los niños junto al tren. “Después de la escuela, mi hijo va al Tire dié”, dicen, como si se tratara de una ocupación formal. Hay un tren que viene de la Capital, sus ocupantes son más pudientes y la tarea es renombrada “Tire cincuenta”.
Una decisión llamativa realizada por Birri es la de doblar la voz de los entrevistados por actores. El truco no se disimula; de hecho, se escucha el sonido original por debajo de las mismas frases dichas profesionalmente. Esa decisión, que hoy sería vista como políticamente incorrecta al quitarle su propia voz a los desposeídos, genera un efecto de extrañamiento poderoso: parece que esa gente está más lejos todavía de nosotros y que necesita intermediaciones para hacerse escuchar.
En el final, los verdaderos protagonistas, los niños del Tire dié, recuperan la voz. Su grito desgarrado, primitivo, difícil de descifrar, pidiendo monedas junto a las extraordinarias imágenes recogidas por los alumnos de Birri, son un documento estremecedor. Las tomas tuvieron repercusión al ser utilizadas en La hora de los hornos pero por sí mismas podrían entrar a una antología mundial del cine político.
Tire dié estuvo cerca de perderse y fue rescatada, un poco por casualidad y otro tanto gracias a su empeño conservacionista, por los especialistas Fernando Martín Peña y Octavio Fabiano, que encontraron una copia en los sótanos de la Escuela de Cine. Allí se habían acumulado una enorme cantidad de negativos de películas de los laboratorios Alex. De entre ellos, apareció un negativo en buen estado de esta maravilla.
*Tire dié, Argentina, 1960, 34′, dirigida por Fernando Birri, está disponible en YouTube. Una versión modificada de este artículo apareció en el libro 40.doc, de Gustavo Noriega y Marcelo Panozzo (Margen Izquierdo, 2015).