Una de ellas es Ludmila Soto, a quien Galarza apuntó por presunto acoso sexual. La reclusa negó todo y dijo que la condenada por el asesinato de Fernando Pastorizzo quiere ahorcar a una compañera y fugarse.
Los días de Nahir Galarza en el pabellón 9 del Penal 6 de Paraná están lejos de transcurrir con calma. Pocas horas después de haber denunciado que fue víctima de acoso sexual, dos compañeras de pabellón pidieron ser trasladadas por temor a ser atacadas por ella.
Lo solicitaron Ludmila Soto, a quien Galarza apuntó por presunto acoso sexual, y Griselda Bordeira. Ambas señalaron que temen por su vida.
Soto, apuntada por Nahir en la entrevista que brindó a Mariana Fabbiani en El Trece, redobló la apuesta y sostuvo que Galarza planeaba ahorcar a Bordeira y fugarse.
“Temo por mi integridad física, ya que en reiteradas ocasiones, cuando aún mantenía relación de compañerismo, Galarza me mencionó la intención de atentar contra la humanidad de Bordeira. Que iba a ahorcarla con una toalla una de esas noches, y que tenía varias alternativas para terminar con su vida, pero temo por sobre todas las cosas que la interna se autolesione, ya que en más de una oportunidad mencionó su intención de golpearse por consejo de su padre, y responsabilizar a Bordeira, ya que habían tomado conocimiento de la denuncia en su contra”, señaló Soto en un escrito enviado a la Justicia.
Insistió en que teme también por su salud mental debido a que no puede descansar por el miedo que le genera el comportamiento de Nahir: “Temo por mi salud psíquica, ya que no descanso lo necesario por temor a que ocurra una situación en horas de la noche, ya que Nahir no duerme, deambula por el pabellón en actitudes extrañas, como pararse sobre muebles, permaneciendo inmóvil, observando un punto fijo por largo tiempo en la oscuridad, situación que informamos al Servicio Penitenciario. Ante la falta de respuestas acordamos con las restantes internas dormir por turnos como una especie de guardia, para cuidarnos entre nosotras”.
En el escrito, agrega que teme “ser herramienta” del intento de fuga de Galarza: “en reiteradas oportunidades, cuando la relación de compañerismo existía, me comentó que se encontraba arrepentida de no haber sido alojada en la unidad penal de Gualeguaychú, y solía decirme que en esta unidad penal (Paraná) era difícil escaparse, que ella, de no revertirse su condena, no permanecería 35 años y que lo tenía conversado con su padre”
Por su parte, Bordeira, en un escrito enviado a Luján Ojeda, jefa de Tratamiento de la Cárcel de Mujeres, destaca que teme ser atacada mientras duerme.
“Temo por mi vida, tengo miedo de que mientras duermo atente contra mi vida, porque así lo manifestó”, escribió, y agregó que la preocupa encontrarse “ante una persona capaz de protagonizar lo detallado, ¿qué más se puede esperar? No es menor su arrogancia al manifestar que posee acceso a los medios, con la creencia de que la habilita a actuar con impunidad y despreocupación, sin medir el daño que genera a los demás”, precisó.