La canción de 1985 resultó uno de los grandes éxitos de Elton John de la década, aun cuando en un comienzo recibió fuertes críticas de la prensa especializada
El sensacional éxito de Bohemian Rhapsody, la emotiva película biográfica sobre Freddie Mercury, disparó las más generosas fantasías de los productores de Hollywood. A partir de ahora, ¿será un gran suceso toda película de ese tipo? La poderosa Paramount Pictures confía en que Rocketman por lo menos se acerque a los 850 millones de dólares que lleva recaudados el film que cautivó a los fans de Queen de todo el mundo. Así que de acá al 31 de mayo (la fecha oficial de su estreno en Estados Unidos) vamos a escuchar mucho acerca de Elton John y esta ficción que recrea su vida y su obra, dirigida por el británico Dexter Fletcher, casualmente el mismo que se hizo cargo de terminar Bohemian Rhapsody después del despido de Bryan Singer.
Aunque ya empezó a circular un trailer que anuncia un argumento cargado de fantasía, no se sabe mucho más de este largometraje protagonizado por Taron Egerton (Robin Hood) y bautizado con una ligera variación del nombre de una de las canciones más famosas de Elton: “Rocket Man (I Think It´s Going to Be a Long, Long Time)”, recordado hit del álbum Honky Château (1972), pero es de esperar que la banda sonora sea una de sus fortalezas. Allí deberían estar “Your Song”, “Tiny Dancer”, “Sacrifice”, “Candle in the Wind” (el tema que originalmente Elton y su histórico socio creativo, Bernard Taupin, escribieron para Marilyn Monroe y terminó homenajeando también a Lady Di) y, por supuesto, “Nikita” , quizás el tema del músico que encierra la historia más atractiva de todas las que contó a lo largo de su extensa carrera. En realidad, “Nikita” cuenta y tiene una buena historia.
Exitoso single del disco Ice on Fire, grabado en 1985 en un estudio montado en Berkshire (Inglaterra) por Jimmy Page, a primera vista pone el foco en un amor imposible en la época de la Guerra Fría. En el videoclip, Elton personifica a un turista perdidamente enamorado de una militar de la Alemania comunista, la Nikita del título, encarnada por la modelo y actriz británica Anya Major, de impactantes ojos azules.
La primera lectura de la canción, con coros de un joven George Michael, fue política: esa historia de amor trunca simbolizaba para muchos las dolorosas consecuencias de la división de un país, plasmada de manera categórica con la construcción del muro que caería definitivamente en noviembre de 1989. Pero muy pronto quedó claro que esa interpretación no alcanzaba para entenderla por completo. La primera pista estaba en el propio título: aunque muchos lo crean femenino, Nikita es en Rusia un nombre de varón. Y Elton aprovechó deliberadamente esa ambigüedad para crear un clima intrigante y sugestivo.
Las fantasías de ese hombre enamorado -y empilchado con una osadía habitual en el músico, pero de fuerte contraste con los opacos uniformes del Nationale Volksarmee- son bien terrenales: jugar al ajedrez, ver un partido de fútbol, bailar cara a cara en una discoteca… Pero todo el tiempo queda claro que esos deseos están lejos de poder consumarse. El paralelismo es evidente: las represiones instauradas por un régimen cerrado como espejo de las que impedían al músico hacer pública su orientación sexual.
Un año antes de la salida de Ice On Fire, Elton John se había casado con la ingeniera de sonido alemana Renate Blauel, una maniobra destinada a esconder su verdadera identidad. Y Nikita es, casualmente, un nombre muy usado en las películas de espías, esas donde casi todos deben ocultarse para sobrevivir.