Suele conocerse como una hinchazón o un edema que afecta tanto a hombres como a mujeres y que puede aparecer a cualquier edad.
“Es un líquido con un alto tenor de proteínas. Ocurre cuando hay una lesión de los vasos linfáticos. El líquido se empieza a acumular, a desbordar y a cubrir los tejidos”, explica a POPULAR el doctor Ricardo Gruz, miembro titular de la Sociedad Argentina de Flebología y Linfología.
El problema es muy frecuente. De hecho, se calcula que más de 300 millones de personas en todo el mundo la padecen, afecta tanto a hombres y mujeres por igual y puede aparecer a cualquier edad.
El origen no tiene una única causa. Una posibilidad es que sea por una enfermedad del sistema linfático, una falla en la circulación en la linfa que puede existir desde el nacimiento, o por una afección que nada tenga que ver con éste, como infecciones, intervenciones quirúrgicas (plástica, ginecológica u ortopédica) y cirugías oncológicas. Incluso, puede ser consecuencia de un cáncer de mama. “Puede ser por un traumatismo o ser congénito, lo que jamás puede ser es por estrés”, asevera el médico que está certificado en Flebología y Linfología.
De acuerdo con información proporcionada por el Instituto Nacional del Cáncer, el linfedema generalmente afecta a un brazo o a una pierna, pero también puede afectar a otras partes del cuerpo, como la cabeza y el cuello.
Uno de los síntomas es la sensación de pesadez y dolor en los brazos o en las piernas que se pueden extender a los dedos de la mano y en los pies, o una inflamación leve al tacto que puede, incluso, no doler al principio.
El linfedema no tiene cura, ya que es un trastorno crónico. Sin embargo, si no se trata, lleva a la discapacidad. El problema es que no es sólo líquido lo que se acumula, sino también grandes moléculas que llevan a la fibrosis del tejido. También puede ocasionar un mayor riesgo de contraer infecciones en la piel, que pueden causar dolor, enrojecimiento e hinchazón.
¿Cómo se trata?
Por lo general, las alternativas terapéuticas oscilan en ejercicios miolinfokinéticos, cuidados de la piel preventivos, medicación flebotónica. “El drenaje linfático es muy útil pero no es lo mismo que un masaje. El masaje es amasar. En cambio el drenaje es evacuar la cantidad de líquido que está excedido y debe hacerlo un especialista en linfología certificado”, aconseja el doctor Gruz.
Si se habla de prevención, una alternativa es utilizar mangas, medias, sostenes, shorts de compresión, guantes, vendajes, artículos de compresión para el rostro y el cuello o vendajes. Otra, es la utilización de crema para evitar resecar la piel, mantener las uñas limpias y cortas para prevenir uñas encarnadas e infecciones y no usar zapatos y joyería ajustada. El ejercicio es otra parte fundamental, ya que permite mantener los líquidos en movimiento.
La consulta a un flebólogo es primordial cuando se empieza a sentir la hinchazón, por más leve que fuera, ya que permite tratar de antemano el problema y poder elegir el mejor tratamiento según el caso particular. “Un diagnóstico es el puente entre la consulta con un especialista y la opinión del especialista de cómo tiene que ser el tratamiento. El diagnóstico es la cerradura y el tratamiento es saber qué llave va”, concluyó el profesional.