De acuerdo a la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, se pueden realizar todas las actividades habituales, aun con la enfermedad
Por tal motivo, los expertos destacaron que las personas con asma pueden llevar una vida plenamente normal realizando todas sus actividades habituales.
Para reforzar este mensaje en la comunidad, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria(AAMR), con el apoyo del laboratorio Novartis, lanzó una campaña en redes sociales bajo el lema “Respirar bien para vivir mejor”, tanto en Facebook, como en Instagram y Twitter, incluyendo un video.
“Se estima que la mitad de las personas con asma no están diagnosticadas. Asimismo, la prevalencia de esta enfermedad en nuestro país es cercana al 9%, lo que representa alrededor de 4 millones de argentinos”, detalló Hugo Neffen, miembro de la AAMR y Director del Centro de Alergia, Inmunología y Enfermedades Respiratorias de Santa Fe.
Algunos de los síntomas que podrían indicar la presencia de esta enfermedad y que ameritan la consulta con el especialista son tos seca persistente, silbidos al respirar y recurrente falta de aire.
Por otro lado, el asma puede empeorar ante ciertas situaciones, como el ejercicio, la exposición a alérgenos (ácaros, hongos o pólenes) o factores irritantes como cambios de clima, vapores químicos, gases o polvo.
Aunque no existe una cura, con un diagnóstico y tratamiento adecuados, y manejando los factores sociales y ambientales que empeoran los cuadros, se podrían evitar las crisis, mejorando la salud y la calidad de vida.
“Hay quienes niegan su enfermedad y suspenden el tratamiento para sentir que ya no están enfermos. Sin embargo, las manifestaciones del asma persisten y se acostumbran a vivir con ellas. El umbral de percepción sube y los síntomas tendrán que ser cada vez más severos para que la persona los reconozca y haga algo al respecto”, explicó Daniel Buljubasich, médico neumonólogo y presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Por eso, la AAMR lanzó esta campaña de concientización #RespirarBienparaVivirMejor, orientada a que los pacientes hagan todo lo que esté a su alcance, junto con su médico, por controlar esta enfermedad. “El mensaje de esta iniciativa es que no se resignen a convivir con las limitaciones que produce el asma bronquial, porque es una enfermedad que se puede controlar con estrategias terapéuticas que les permitan realizar las actividades laborales, escolares, recreativas y deportivas que deseen”, destacó Neffen.
“De hecho, el incremento de actividad aeróbica es parte fundamental del tratamiento y está recomendada en las guías internacionales para el manejo del asma. Tengo pacientes que realizan actividades deportivas exigentes como natación, atletismo, básquet o fútbol”, mencionó Neffen.
Por el contrario, un paciente cuyo asma no se encuentra controlado suele faltar a la escuela, al trabajo y muchas veces evita la realización de actividad física. Asimismo, genera unas 15 mil hospitalizaciones al año en efectores públicos de salud en Argentina, lo que implica alrededor de 40 por día.
Subestimar los síntomas y no sentir vergüenza
”Existen barreras para un diagnóstico correcto por parte del paciente, quien puede subestimar los síntomas y acostumbrarse a vivir con ellos”, explicó Ariel Blua, coordinador de la Sección Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Según el especialista, en ocasiones los médicos evitan utilizar la palabra “asma”, por el miedo que puede generar, y eso confunde a los pacientes. En la misma línea, Buljubasich insistió en perder el miedo de tener asma y dejar de verlo como un estigma: “no es vergonzoso tener asma, es solamente una enfermedad crónica como la hipertensión arterial. Con un tratamiento adecuado se lleva una vida normal y no hay actividad que un asmático no pueda hacer”, indicó.
Desde la AMMR subrayaron que “el asma mal controlado representa una carga para el paciente y la sociedad, reduce la participación en la vida familiar y comunitaria, produce pérdida de productividad (de días de escuela y de trabajo), eleva significativamente los costos para los sistemas de salud y, en algunos casos, puede llevar a la muerte”.
Buljubasich puntualizó que la genética es el principal predisponente, pero también hay factores ambientales que influyen. Al respecto, Blua describió que en invierno y primavera “hay mayor número de hospitalizaciones y consultas por crisis de asma. Respirar aire frío puede desencadenar broncoespasmos en asmáticos. Además, las infecciones respiratorias pueden exacerbar los síntomas. En primavera, con la floración y polinización, se incrementan los ‘aero-alérgenos’, que contribuyen a aumentar los síntomas respiratorios”.