Científicos observaron que su bloqueo disminuyó en un 50% la atracción de los insectos por las personas. El hallazgo podría repercutir en un mejoramiento del diseño de repelentes y trampas.
Las hembras de mosquito nos pican porque necesitan los nutrientes de nuestra sangre (y de la de cualquier vertebrado) para poner sus huevos. ¿Cómo nos detectan? Lo que las atrae es tanto el dióxido de carbono que emitimos al respirar como los ácidos lácticos de nuestro sudor. Hasta aquí, historia conocida. Sin embargo, un grupo de científicos del Laboratorio de Genética Tropical de Miami (Estados Unidos) fue un poco más allá.
Basados en este conocimiento previo, quisieron determinar qué es lo que se activa para que los mosquitos se sientan atraídos. Así fue como hallaron que el protagonista en el olfato de estos insectos es un gen que detecta los ácidos lácticos. Se trata del gen IR8a, que los convierte en sabuesos.
Para confirmar su hipótesis, los investigadores tomaron la especie Aedes aegypti –transmisora, entre otras cosas, de dengue y fiebre amarilla– y eliminaron el mencionado gen mediante la técnica de edición genética CRISPR-Cas9. Luego, los mezclaron con mosquitos comunes y, gracias a que uno de los expertos cedió su brazo a la ciencia, pudieron confirmar que solo los insectos con el gen atacaban su brazo, mientras que los otros ignoraban completamente su presencia (al menos durante los primeros cuatro minutos de exposición).
“Cuando se elimina el gen IR8a en el laboratorio, el insecto pierde su capacidad de respuesta ante los ácidos volátiles y, con ello, aproximadamente el 50% de su atención por los humanos”, explicó a medios extranjeros Matthew DeGennaro, autor principal del artículo publicado en la revista científica Current Biology.
¿De qué sirve este descubrimiento? Encontrado el material genético que los ayuda a identificar humanos, los especialistas estarían en condiciones de mejorar la producción de repelentes y trampas, para que disimulen ese olor particular y, así, confundan a los mosquitos. “Los olores que enmascaran la vía IR8a podrían mejorar la eficacia de los repelentes actuales. De esta forma, ayudaríamos a evitar que las personas sean las presas principales de estos insectos”, completó DeGennaro.