El legendario coductor rompió el silencio y admitió que vive uno de los peores momentos de su vida. “Tengo una jubilación de las más bajas”, admitió. Los detalles, en la nota.
L a crisis golpea a todos, y no perdona a famosos, artistas con un buen poder adquisitivo, o incluso gente de los medios reconocida. Es que, horas antes de ser homenajeado en Radio Nacional (ver recuadro), Cacho Fontana dijo en una entrevista que “si no recibiera ayuda, no podría comer”.
El locutor es uno de los profesionales de la radio y la televisión más importantes de nuestro país, comenzó su carrera en 1950 y desde los ‘60 hasta los ‘80 fue la voz más conocida en anuncios y programas.
Además, fue y sigue siendo el ídolo de muchas generaciones. Pero tiempos de gloria, o carácter de ícono, a Fontana no lo salvaguardan de un mal momento, como el que vive en la actualidad debido a la situación económica del país. Como invitado de “Debo decir”, programa de Luis Novaresio en América TV, el animador, de 86 años, contó sensiblemente que vive en un geriátrico y cómo fue que llegó a ese lugar: “Fui un mal administrador de mi propio programa. Llegó el momento en que los años cumplieron su tiempo, mis hijas no me vieron bien y me llevaron a un lugar para rehabilitarme. Un oyente mío, Salvador Lijtenberg, que creció escuchando en su Spika el programa de la mañana y a Guerrero Marthineitz a la tarde, es el administrador y creador de Inter Plaza (reconocida clínica de Palermo). Me fue a buscar donde estaba y dijo ‘yo lo quiero a fulano’. Le mostró a mis hijas la residencia y les dijo Acá va a estar su papá. Nosotras no tenemos dinero para pagar esto, respondieron ellas. Pero Salvador les comentó ‘nadie habló de dinero, hablé de atención’”.